El oro negro

Ya estamos entrados en la segunda parte del sexenio de Enrique Peña Nieto y la reforma energética está como atorada.
En lugar de que hubiera avanzado el esquema de privatización y que los ajustes de Emilio Lozoya apuntalaran a la empresa petrolera mexicana, el anuncio del nuevo director, José Antonio González Anaya y el recorte de 100 mil millones de pesos ponen de manifiesto que algo no está funcionando.
El Sindicato Petrolero trabaja ahora en la contención de daños a su base laboral luego de que le pegaran con las jubilaciones y les quitaran prestaciones; con los precios baratos del petróleo fluctuando entre los 25 y los 20 dólares por barril, ya no les preocupa si PEMEX lo extrae, la preocupación es que con ese valor, hay justificación gubernamental para los recortes y ni a quien culpar, más que al mercado.
Si, es real que había muchas prestaciones que ni siquiera la petrolera noruega o los árabes tenían.
El problema no era lo que tenían los mexicanos, el problema fue que no lo valoraron.
Como dice el refrán: Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
La tan llevada y traída privatización no está jalando.
Hoy eso ya es historia, los que ganaron con el oro negro ya están ricos, y los que cobraban bien, algunos pusieron negocios, otros compraron casas y muchos mas lo tiraron con tres o cuatro “viejas” al mismo tiempo, además de la mujer oficial, total que alcanzaba para eso; pero el derroche se acabó.
Simplemente ya no hay.
Ni siquiera para decir que el gobierno se lo quiere quedar, simplemente no lo hay.
La época de los grandes negocios de los directores y subdirectores generales se acabó, si bien siguen lucrando con el puesto, nunca jamás será igual que ayer, a los míticos directores que jubilaron, renunciaron o enfermaron al inicio dela época de Peña Nieto, seguramente hoy agradecen ese gesto, de otra forma estarían en la lona y tal vez en la cárcel.
Emilio Lozoya perdió el pleito con el poderoso secretario de Hacienda Luis Videgaray, que decidió que el dinero de las coberturas petroleras no eran para seguir engordando funcionarios de PEMEX, sino para las arcas del gobierno, Lozoya pensó que su poderío le alcanzaba para más y tardíamente se enteró que sólo estaba inflado con “royal” para hacer pasteles.
PEMEX se muestra en su cruda realidad hoy.
La iniciativa privada que adquirió activos y contratos para integrar el “nuevo sector petrolero mexicano”, muchos tal vez engatusados por Lozoya, ya se enteró que las cosas no están fáciles y que en muchos casos, el exdirector de PEMEX, les vendió espejitos a cambió de oxígeno que significó para él el hecho de que no fracasaran las licitaciones y le entraran a la venta de garaje petrolero.
Tan no están fáciles las cosas, que la siguiente licitación de aguas profundas de la Comisión Nacional de Hidrocarburos será hasta diciembre, con la esperanza de que el precio del barril repunte, cuando debieron haberse hecho en este primer trimestre del año.
El asunto es que todos querían entrarle al negocio del hidrocarburo a 100 dólares el barril, y claro que eso no ocurrió, no habrá dinero fácil al que estaban acostumbrados, pues son los mismos que antes estaban en PEMEX, ahora disfrazados de empresarios, pero con una reducción de utilidades del 75 % ya no es el negocio que vislumbraban.
Y no hay a quien echarle la culpa.
Esta sacudida petrolera seguramente servirá para que las aguas vuelvan a su nivel.
Es como las purgas de la naturaleza, se va lo que no sirve, se queda lo que aporta. La peste negra diezmó Europa, las guerras han dado un equilibrio artificial al planeta con tantas víctimas; las guerras floridas de los antepasados eran precisamente para regular la sobre población y hacerse de esclavos y mujeres que preservaran la especie.
Hoy PEMEX tiene una purga similar.
Lo que no sirve se va a la basura y lo que se queda, vamos a ver si sirve, no está garantizado que sea lo que se necesita, pero los que están ya se dieron cuenta lo que es vivir dentro del presupuesto y fuera de el, y aunque sea un chorrito, pero no quieren que les cierren la llave del oro negro.
Veremos y diremos que sigue.