Jubiloso por la orden ejecutiva que firmó el pasado viernes con la que se le cerró la puerta de entrada a Estados Unidos a inmigrantes y refugiados musulmanes de Irán, Irak, Libia, Somalia, Siria, Yemen y Sudán, el presidente Donald Trump celebró ayer como un triunfo que la medida funcionó de inmediato y registró los primeros 12 arrestos de personas de estas naciones en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, dos de ellos de origen iraquíes con visas especiales, aunque uno de ellos ya fue liberado, reportaron medios locales.
La cacería de musulmanes para que no entren a Estados Unidos afectó incluso a aquellos inmigrantes de los países vetados cuando incluso se encontraban en pleno vuelo hacia territorio estadunidense, por lo cual empezaron a ser detenidos en los puertos de ingreso a EU después de su aterrizaje.
En tanto, desde la Casa Blanca, Trump celebraba junto a sus colaboradores. “No es un veto a los musulmanes”, aseguró al agregar. “[Aunque] ya lo ven en los aeropuertos, en todas partes. Está funcionando muy bien”.
SORPRESA. Los dos primeros detenidos fueron identificados como los iraquíes Hameed Khalid Darweesh, quien ha trabajado para el gobierno estadunidense en Irak desde hace 10 años, y Haider Sameer Abdulkhaleq Alshawi, quien viajó para reunirse con su esposa, de acuerdo con The New York Times.
Las acciones ordenadas por Trump constituyen un revés para la política establecida por su antecesor Barack Obama, quien había propuesto permitir el ingreso de hasta 110 mil refugiados a Estados Unidos en el año fiscal 2017.
Tras los arrestos de los dos iraquíes y de otras 10 personas de origen musulmán que también fueron detenidas en la terminal aérea, un grupo de abogados encabezados por el Centro Nacional de Leyes de Inmigración, apoyados por varios legisladores demócratas, presentaron una demanda a un juez federal de Nueva York para que impida al gobierno de Donald Trump obligar a los refugiados de los países vetados, regresar a su país.





