Ya iniciamos el tan llevado y traído 2016.
Un año eminentemente electoral en donde lo que se haga podrá definir el rumbo del 2018.
Los 13 gobernadores que se eligen son Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Zacatecas y la extraordinaria de Colima en los próximos días.
En Puebla, Oaxaca y Sinaloa, gobiernan una coalición multipartidista encabezada por el PAN y el PRD respectivamente, los demás son del PRI.
Se van Carlos Lozano, César Duarte, Jorge Herrera, Francisco Olvera, Gabino Cue, Rafael Moreno Valle, Roberto Borge Egidio Torre Cantú, Mariano González, Javier Duarte y Miguel Alonso.
En Puebla y Veracruz habrá minigobierno de 2 años, para empatar la elección federal del 2018; en Zacatecas y Chihuahua es por cinco años.
En 11 entidades, menos Veracruz y Puebla, se eligen también alcaldes, con ciudades emblemáticas como Juárez, Tijuana, Tampico, Mazatlán, Culiacán, Pachuca, Aguascalientes y Zacatecas, entre otras.
En 12 estados se renueva también el Congreso estatal que en el caso de Veracruz igual que la gubernatura, tendrá diputados de dos años.
Y para muchos analistas en todo el país, las elecciones de Veracruz pueden ser las más importantes de la temporada.
Sobretodo, por el escenario sumamente complejo. Mucho se ha dicho de las condiciones de Veracruz que ya son ampliamente conocidas. Cada quien las ve del color con el cristal con que mira.
La entidad es la tercera en fortaleza electoral nacional. Primero es Distrito Federal, sigue Estado de México y abajo Veracruz.
En la primera los votos se van al PRD que seguramente ahora se dispersan con Morena; en el Edomex no hay duda del priismo acendrado con toques panistas y perredistas dependiendo el candidato, no es exactamente un voto duro.
En Veracruz: los priistas insisten en que es un estado rojo, pero como van las cosas habrá que esperar hasta el primer domingo de junio y verificar que efectivamente van a trabajar a favor de un proyecto ganador, repito la frase: un proyecto ganador. Si el gran Tlatoani se equivoca de candidato es seguro que el resultado no sea el esperado en un escenario desfavorable.
Los panistas piensan que puedan ganar como cuando lograron posicionarse hace unos veinte años, ese tiempo ya está lejos y su lucha de poder y control del partido los tiene divididos, aunque eso no importa y ellos lo saben porque los que votan son los ciudadanos, no los panistas, así que sea quien sea el candidato, sólo tiene que convencer a la ciudadanía de que voten por su propuesta en contra del PRI, y en estos tiempos bajo las circunstancias veracruzanas eso no es muy difícil.
Los de la izquierda que eligen a sus candidatos en rifas con papelitos adentro de tómbolas, – eso lo sabe bien Cuitláhuac, el flamante diputado federal xalapeño de Morena – van a dividir sus votos y es muy difícil que ganen algo.
Mientras eso pasa en los partidos, Duarte le manda mensajes a Peña Nieto de que puede con el paquete, y la verdad no tiene de otra; o puede o puede.
Por eso el buen escudero Beto, al frente del PRI estatal no se cansa en boletín tras boletín, de argumentar que Duarte es el gobernador más ganador en la historia de Veracruz. Insisto, se siente como Goebbels en plena campaña Nazi.
La verdad la sabremos el primer domingo de junio, hay mucho en juego, más que una minigubernatura de dos años, es un proyecto de país el que se juega buena parte de su futuro este año, esperemos que los que juegan sepan lo que disputan y no sólo a lo que están acostumbrados desde hace casi 12 años, bueno, al menos en Veracruz, veremos que ocurre en el resto de los estados con elecciones.