“La más reciente perla del dirigente nacional del PRD, antiguo priista compadre de Colosio, queda para el récord de los gazapos. Dijo algo así como: me gustaría que el candidato del PRD para Veracruz fuera san Francisco de Asís, pero como el que va adelante en las encuestas es Miguel Ángel Yunes, pues ni modo. Impecable lógica para justificar las alianzas. El que va adelante será el abanderado. No importa quién sea, lo que cuenta es que pueda ganar… Más turbio ni un pantano. Yunes, en efecto, no es san Francisco. Es un político siniestro priista, que haya brincado a otro partido, el PAN, todavía es más tenebroso. Uno de sus mentores fue Patricio Chirinos. Cuando fue dirigente del PRI en Veracruz, cargo que ocupó en dos ocasiones, Yunes atacaba de manera sistemática al PRD. Eso no significa nada para Basave por una sencilla razón: no es perredista, es un intelectual contratado para evitar que el PRD se diluya. No trato de asustar a los perredistas, pero Yunes era el responsable de las cárceles cuando ocurrió la primera fuga del Chapo, aquella del carrito de la ropa. Se publicaron notas asegurando que la PGR lo investigaba por uso de recursos de procedencia ilícita y otros actividades del bajo mundo. Su expediente en el escritorio de la procuradora Areli Gómez engorda cada día. Claro que Yunes no es san Francisco. Nadie supone que la gente que se dedica a la política sea inmaculada, por supuesto que no, pero una cosa es un pecador estándar y otra, muy diferente, Yunes, que un demonio que todavía, no por mucho, anda suelto. El sacrificado.—Las alianzas son la única opción a la mano que tiene el PRD en corto plazo para evitar su desaparición. Son, en consecuencia, un gesto desesperado, pero incluso en esa circunstancia la izquierda mexicana debería conservar alguna dosis de decoro. Aunque el acuerdo con el PAN supone dividirse los estados en los que vayan juntos, me parece que deberían tener límites. Por ese Yunes no valió la pena haber sacrificado a Juan Bueno Torio.”