Interesante en verdad lo que publica este jueves Pablo Hiriart en su columna “Uso de la razón”, de La Crónica:
“El gobernador de Veracruz, Javier Duarte, ha sido derrotado en toda la línea al intentar poner a su candidato al gobierno de ese estado. Para hoy se espera el ‘acuerdo de unidad’ entre los aspirantes priistas a la gubernatura de Veracruz, de donde habrá de salir el abanderado de ese partido, quien finalmente será el senador Héctor Yunes Landa. El próximo candidato del PRI al gobierno de Veracruz, Héctor Yunes, es el priista más distante del gobernador Duarte, a quien responsabilizó de actos de corrupción e impunidad en el estado. Tal vez Héctor Yunes acusó a Duarte en un momento de extrema ofuscación, debido a que el gobernador se burló de él en un evento público al regalarle una caña para que ‘pesques peces gordos’, como había prometido el senador en referencia a los malos manejos del patrimonio de la entidad. Pero como siempre las cosas pueden estar peor, el gobernador Duarte no tiene más alternativa que cooperar, pues el otro candidato de peso al gobierno estatal, Miguel Ángel Yunes Linares de la alianza PAN-PRD, ha prometido meterlo a la cárcel. Tal vez son especulaciones sin sustento los señalamientos a Duarte como un malversador de fondos públicos, pero el hecho concreto es que en la sociedad veracruzana hay un hondo malestar por la situación caótica en que se encuentra el estado en términos económicos y de seguridad. Así es que Javier Duarte de Ochoa tendrá que aplicar lo que decía el expresidente Adolfo Ruiz Cortines –veracruzano por cierto–, de que para sobrevivir en política hay que saber tragar sapos y sonreír. Para el PRI no es momento de complacencias con el gobernador estatal, ya que si pierde Veracruz será el preludio de la derrota en la elección presidencial de 2018. Veracruz tiene el tercer padrón más numeroso del país, con cinco millones 725 mil votantes, y el PRI no puede aspirar a nada serio sin la mayoría en Veracruz, Nuevo León –que ya la perdió–, Distrito Federal –que no la tiene– y Jalisco, donde todo indica que puede ser barrido. Así hay que entender la próxima postulación de Héctor Yunes Landa al gobierno de Veracruz: un cierre de filas con el que puede ganar, aunque no le guste al gobernador. Si algo ha sacado a flote al PRI después de derrotas tan grandes como perder dos veces la Presidencia, ha sido la disciplina interna. A eso apelarán en esta complicada elección: que se discipline Duarte, trague sapos y sonría. En el panorama van a contar, también, las candidaturas independientes de dos expanistas de abolengo: Gerardo Buganza y Juan Bueno Torio. Eso va a restar fuerza al abanderado de la coalición PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes, quien no es bien visto por un sector del PAN, dado su origen priista. Y en el flanco izquierdo va a jugar el factor Cuitláhuac García, candidato de Morena al gobierno estatal, quien seguramente va a restarle votos al PRD donde también hay inconformidades por la alianza con el PAN. Pero la final será, no lo dude, entre los dos Yunes más populares en Veracruz: Héctor por el PRI, y Miguel Ángel, del PAN-PRD. Mal escenario para el gobernador Duarte. Pero, él lo sabe, puede ser peor.”