Según los analistas políticos veracruzanos, en Veracruz se presenta el fin de una era conocida como el Duartismo/Fidelismo, que se refiere a las dos administraciones que encabezaron el cónsul en Barcelona, Fidel Herrera Beltrán, y el actual gobernador Javier Duarte de Ochoa, descendiente putativo del primero.
Para muchos es un alivio, porque (así casi como en la Biblia) se vivieron 6 años de vacas gordas, atiborradas de lana, pero también de excesos y de la llegada de la violencia a través de la delincuencia organizada. De ahí al de vacas flacas, al de la crisis, al de los empresarios endeudados y suplicando que les paguen los pendientes, la persecución a periodistas… y la misma violencia.
Pero también hay otros factores a tomar en cuenta…
+ SU MISMO PATRIARCA ENTREGÓ EL PODER: Entre los que conocen a Fidel Herrera Beltrán, saben que éste es un sobreviviente de la política que sabe leer las circunstancias que le favorecen y las que no. A lo último Fidel vio que las señales no le favorecían al proyecto que encabezaba y es así como comienza a reunirse con gente que todavía le cree y rinde pleitesía para vender su sapiencia y hacer creer que tuvo mucho que ver con la sucesión. Al final, hasta su propio hijo, el diputado federal Javier Herrera Borunda, y su esposa Doña Rosa Borunda, fueron de los primeros en reconocer y felicitar la designación de Héctor Yunes Landa. Al cierre de esta redacción, Herrera Beltrán no ha dado declaración alguna, ni por redes sociales, pero no se duda que volverá a aparecer para contaminar el panorama.
+ SE OPERÓ MUY TARDE LA SUCESIÓN GUBERNAMENTAL: Durante el periodo del entonces gobernador Fidel Herrera, éste había placeado a Javier Duarte de Ochoa desde al menos dos años antes de que saliera del poder; lo daba a conocer, lo presentaba en todos lados como su genio en finanzas y así poco a poco lo fue introduciendo entre la plebe. Hoy, la operación fue tardía: el mismo Fidel Herrera fue quien apresuró a sus hijos adoptivos para que se movieran y continuara el proyecto; así llegó Alberto Silva Ramos al PRI estatal, apresurado, a tropezones, pero muy tarde y con poco tiempo para alcanzar a los punteros del PRI en la candidatura a la gubernatura de dos años (otra invención de Fidel): los senadores Héctor y Pepe Yunes.
En este contexto, los niños de la Fidelidad no sabían qué hacer. Tenía que llegar el Tío Fide para enseñarles el camino y se notaba su mano, porque al desaparecer, nuevamente volvían a cometer errores que sólo desbarrancaban los avances. El problema era que para Fidel Herrera es complicado operar desde el exilio y más cuando sus niños quisieron jugar por sí solos, con ocurrencias, malas jugadas y soberbia.
+ NUEVO CONGRESO: Se sabe ahora que los candidatos a diputados locales serán designados por el candidato del PRI a la gubernatura, Héctor Yunes Landa, y no por el actual gobernador saliente, pues es costumbre que el gobernante mexicano de cualquier partido, tenga un Congreso a modo, con legisladores locales que no les dificulten la labor gubernamental. En este caso, Yunes Landa necesita diputados que lo apoyen para el proyecto de 8 años que inicia, no para cubrirle la espalda a quien sale. De hecho, Héctor Yunes ha insistido en su discurso que no será él quien proteja a Duarte; el discurso de Miguel Ángel Yunes Linares va en ese sentido persecutorio también.
+ A CUIDAR EL HOME: Se refiere a que el nuevo líder dispondrá de colocar a gente clave en espacios clave con el objetivo de no dejar cabos sueltos que podrían complicarle la campaña o el gobierno. Es así como Alberto Silva Ramos saldrá como tapón de sidra del PRI estatal, pues sencillamente no se le ve cabida en el nuevo proyecto por venir, por mucho que haga alarde de institucionalidad. De hecho, más que estar peleando por una posición de poder, Silva Ramos debería acordarse que es diputado federal por Tuxpan, que allá hay cosas que atender y que si tiene que demostrar su capacidad no hay mejor ring que la Cámara de Diputados, no el Twitter, las cámaras de televisión y la prensa en general. También debería pagarle el aguinaldo a los empleados del PRI, a quienes los tiene sometidos y en la miseria.
+ DESLIGARSE. Es lo más sano para Héctor Yunes Landa desligarse de los Fidelistas, que sólo le pusieron obstáculos, lo ridiculizaron, lo intrigaron. Si bien el asunto se trata de la unidad, Yunes Landa no puede dejarse chantajear con ese discurso por parte de quienes fueron sus peores enemigos.
+ NO QUIEREN YA SABER NADA. Hay un consenso generalizado para que todo lo que huela a Fidelismo desaparezca; que desaparezcan 12 años de saqueo, violencia, impunidad, persecución a periodistas, a críticos del sistema, cacicazgos reforzados, delincuencia organizada. Entre empresarios y periodistas, el argumento más común era: “¡Ya no espero nada de ellos, nomás quiero que se larguen!”, en referencia a los compromisos no cumplidos del gobierno estatal y al arribo de una nueva administración como esperanza a resolver sus pendientes.
+ CONDICIONES DIFERENTES; PROYECTO NACIONAL. El gobernador Javier Duarte hizo hasta donde pudo para impulsar la continuación del grupo Fidelista, pero las condiciones políticas actuales son otras: hay un presidente priista que es el jefe político del país; en contraparte, Fidel Herrera y Miguel Alemán pudieron poner a su sucesor porque no rendían cuentas a nadie ni los presidentes panistas tuvieron los tanates e inteligencia para cambiar el panorama en Veracruz.
Aunque quieran negarlo, las visitas del presidente Peña Nieto sí dejaron señales claras de que no simpatizaba para nada con los Fidelistas; las únicas fotos que se recuerdan a un presidente Peña congeniando con el gobernador Duarte fueron las del reciente aniversario de la Ley Agraria, donde el presidente dio un reconocimiento a Don Gustavo Carvajal, quien horas antes calificó a Fidel Herrera como “el peor que hemos tenido”.
Los senadores Yunes pertenecen a un proyecto más grande, el nacional, el de la consolidación del PRI para volverse a perpetuar en el poder en Los Pinos; eso no lo leyeron los Fidelistas; se quedaron con la idea de que Veracruz era suyo y de nadie más, sin rendir cuentas –según las tradiciones del priato– al presidencialismo absoluto.
+ DETENCIÓN DE MOREIRA. La reciente captura de Humberto Moreira en España también planta la reflexión de si el gobierno de México dará luz verde a la detención precisamente de los ex gobernadores que se sirvieron con la cuchara grande y se engolosinaron con el poder mientras el PAN estuvo en Los Pinos: Moreira no es el único exiliado en España.
Lo anterior también podría ser el indicativo de una línea presidencial donde necesite legitimarse el PRI en el poder mostrando que se “castigará” a todos aquellos que abusaron del servicio público, pues se duda que el presidente Peña Nieto o el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, no supieran de antemano que a Moreira lo fueran a detener; hasta por simple cortesía, las altas esferas del gobierno español debieron avisar al mexicano de los planes para detener a un connacional de alto perfil.
+ DIVISIÓN INTERNA. Las patadas al interior del Fidelismo, como la rebeldía de Jorge Carvallo y las intrigas de las que es experto Erick Lagos Hernández, muestran que ni entre ellos se ponen de acuerdo, ni tampoco están unidos. El narcisismo del “Cisne Negro” Silva Ramos también fue factor para olvidarse que más que el culto a la personalidad y la masturbación de verse en diarios o redes sociales, se debía jugar y participar con un verdadero proyecto.
+ SIMPLEMENTE, SE ACABÓ. El regreso de la vieja guardia para barrer con todo lo que huela a Fidel. Si bien habrá gente valiosa que rescatar, muchos deberán empacar o sentarse en la banca (otros, a lamer suelas para que los tomen en cuenta, como el tristemente célebre “Chuletón”, encargado de los correos anónimos para madrear a enemigos del gobierno, quien hoy anda queriendo quedar bien con los Yunes). Los tiempos de “mi amigo el gobernador”, “soy amigo de Fidel” ya se fueron a la fosa séptica de la historia.