La película que ha traumado a todo el que la ha visto

Un grupo de hombres sentados en una mesa. Líneas de sal, limones y shots de tequila se afilan frente a ellos. Inhalan la sal como si de cocaína se tratara, exprimen el limón en sus ojos y finalmente toman el shot de tequila. Se trata de la primera exhibición en la historia de A Serbian Film y el presentador de la cinta dice que hicieron eso porque es lo mínimo que podían hacer para decir que entienden lo que los serbios tuvieron que pasar para crear una cultura cinematográfica en su país.

Han pasado cinco años desde que A Serbian Film fue exhibida por primera vez y a pesar de la gran producción cinematográfica que existe a nivel global, parece que no ha llegado una nueva obra que perturbe tanto y cause tanta controversia como ella. La historia cuenta la vida de un hombre retirado del mundo de la pornografía, pero que es una leyenda viva gracias a sus poderosas escenas sexuales. El hombre es arrastrado para un último llamado que le dará estabilidad económica a él y a su esposa e hijo. Con una artística pero retorcida visión, el director comienza las grabaciones, pero el uso de niños e incluso de fetos en algo que el bautiza como “newborn porn”, Milos (el protagonista) decide parar y alejarse, pero pronto es forzado a cometer algunas de las cosas más crueles, sádicas y despiadadas que verás en cualquier ficción, y ese es sólo el preámbulo de la película.

Toda persona que ve esta cinta la recuerda muy bien. El evento es algo menos que traumático, incluso hay algunas personas que dejan de verla y no por el usual comentario de “está aburrida” o “la historia es muy mala” sino por el extremo contenido gráfico que te hacen cuestionar tu salud mental al presenciar las escenas de sexo, violencia y abuso. Si es que llegas al final de la cinta, cuando la pantalla se pone en negro y los créditos comienzan, puede que te sientas incómodo, que no hables, que mires la pantalla con la mente en blanco, incapaz de pensar algo concreto, pero sabiendo que simplemente no eres el mismo después de esa experiencia.

La cinta habla mucho del cine como arte, de la provocación que debe causar en el espectador y así es como justifica su existencia. La realidad de la película no podría ser tan similar. Según el director Srdan Spasojevic es una crítica a lo que el gobierno Serbio le ha hecho a la gente durante años. Un lugar en el que la gente está autocensurada. En dicho país no tienen clasificación para las películas, pero no la necesitan pues la represión y el control del gobierno sobre la gente hacen que nadie conciba hacer algo como esta cinta. El director no esperaba hacer algo que tan rápido causara tanta controversia, simplemente quería mostrar una realidad social llevada al limite:
“Nunca pensé: hagamos una película controversial, rompamos un récord. Eso no estaba en nuestra mente. Simplemente queríamos expresarnos de la forma más honesta y directa posible. Eres violado desde el nacimiento y eso no se detiene ni siquiera con tu muerte, ese era el punto de la película”.

Así que todo era una crítica social. Otro de los elementos importantes del cine es el director dentro de la cinta. Este personaje que maqueta la cinta de porno y arte más importante jamás creada es una visión ridiculizada y exagerada del tipo de cine que se hace en Europa del este. Un país en el que para conseguir fondos para hacer películas necesitas presentar un proyecto que hable de las mujeres marginadas, de la pobreza o de la guerra y sus consecuencias. Srdan Spasojevic dice que hacer ese cine, y que los que buscan en Europa del este esas historias contribuyen a la “pornografía espiritual” que busca explotar de su nación la tragedia para hacer “arte”.

Spasojevic decidió darle la vuelta a esos conceptos, mostrar el abuso a la mujer de una forma más explicita pero igual de metafórica. El abuso de menores mostrado -claro que durante la filmación se cuidaron los derechos infantiles, aunque eso no exentó a los realizadores de que fueran investigados por abuso infantil- expresa que los niños desde chicos son bombardeados ideológicamente, “violados” espiritualmente. La película muestra escenas fuertes, pero eso no representa la ideología de un director o un pueblo, sino un enfrentamiento a la realidad que todos niegan.

Fuertemente criticada, A Serbian Film no puede pasar desapercibida, en palabras de un crítico estadounidense: “No quieres ver A Serbian Film, crees que debes hacerlo”. Dragan Bjelogrilic, uno de los actores serbios más importantes del momento, criticó la cinta negativamente, pues Srdan Spasojevic es hijo de un hombre que amasó su fortuna en los años noventa, según él, de forma turbia. El actor también criticó al director por su educación burguesa en el extranjero, y dice que el director es alguien que huye de su patria para después regresar a publicitarla como algo negativo.
A serbian Fim hombres
Entre el arte y la explotación se encuentra la película. Así como muchos artistas de la época fueron censurados y perseguidos por radicalizar el uso del cuerpo en su obra, esto es lo que le ha pasado a la cinta. España, Reino Unido, Brasil y más países tienen prohibido exhibir la cinta, Internet sin embargo logra reproducirla fácilmente. ¿Es arte censurada o explotación injustificada? Tal vez es ambas cosas. Durante una escena uno de los personajes es asesinado mientras exclama como eso es la obra de arte perfecta, el arte se eleva con la muerte, la transgresión y la perversión de la realidad.

Una fuerte crítica social en un país donde el gobierno abusa de los ciudadanos. México tiene eso con las sátiras de Luis Estrada, a unos complace y a otros enoja ¿acaso necesitamos una cinta de ese estilo para realmente causar controversia y generar dialogo? Heli de Amat Escalante fue aborrecida en México pero alabada en el extranjero, la similitudes son pocas, pero están ahí. El cine como arte, la violencia como arte, la realidad como arte.

A Serbian Film perturbará mientras la gente la siga viendo y su calidad artística debe superar la prueba más importante: el tiempo. Es muy pronto para dar un valor definitivo a una obra tan repulsiva y necesaria como ésta, pero lo que sí sabemos es que los que la hemos visto necesitamos días para comenzar a superar el impacto que genera. Recomiendo dosis de chick flicks y películas recicladas que muestran la vida como algo bueno para salir del abismo al que esta cinta nos arroja y repito las palabras de ese crítico inglés: “No quieres ver A Serbian Film, crees que debes hacerlo”.

FUENTE: CULTURA COLECTIVA.COM