Desde muy temprano en la madrugada, incluso desde anoche, cientos de padres de familia y tutores se formaron en las entradas de preescolares, primarias y secundarias en búsqueda de un lugar para sus hijos en dichas instituciones educativas.
Con papeles en mano y siguiendo una lista de espera, las mamás aguardaban por su turno y es que desde antes que comenzarán las preinscripciones en el nivel educativo básico, el cupo para el ingreso estaba limitado y la demanda lo superaba.
“No hay cupo”, se leía desde las 7:30 horas en la reja de la Escuela Primaria “Josefa Ortiz de Domínguez”, mientras al interior un grupo de madres, sentadas en sillas, hacían la fila con el acta de nacimiento de sus hijos, la CURP, constancia que se encuentra cursando el preescolar, comprobante de domicilio, constancia del domicilio del trabajo y credencial del elector del padre.
María Jiménez, quien espera que su hija logre cursar la primaria en este plantel, ubicado en la calle Mata, manifestó que estuvo al pendiente desde hace días, pues sabía que son muchas que como ella quieren que sus hijos cursen sus estudios allí, aunque sólo tienen 75 lugares para primer grado, divididos en tres grupos.
Este panorama se repetía en las instituciones escolares del centro capitalino, ya que a juicio de los padres de familia son las que tienen mejor calidad académica, mejor infraestructura y los docentes mejor capacitados.
En la Escuela Primaria “Manuel de Boza”, ubicada en la calle Xalapeños Ilustres, también del centro, la afluencia se vio considerable desde las primeras horas del día, aunque el cupo de alumnos era muy pequeño, sólo 22 lugares.
Su subdirectora, Rosa García Méndez, explicó que el bajo número de espacios para cursar el primer grado se debe a que por lo reducido del inmueble donde funciona deben esperar que un grupo de sexto grado egrese.
Siendo las 9:30 horas, indicó que les quedaban tres lugares, pues los demás se llenaron con los hermanos de los que ya cursan estudios allí, y aclaró que se privilegió a los que viven en la zona y a los padres que trabajan en el perímetro cercano.
En la Escuela Primaria Anexa a la Benemérita Escuela Normal Veracruzana (BENV), la fila de mantenía a pesar de los pocos espacios disponibles. Muchos tutores comentaron que el espacio se había copado mucho antes de comenzar el proceso de registro de los futuros alumnos.
En la Escuela Secundaria Técnica Número 3, localizada sobre la avenida Manuel Ávila Camacho, muchos padres de familia esperaban sentados para entregar la documentación, ya que según Marlen Contreras desde ayer en la noche se apuntaron en una lista y les dieron una hora tentativa a la que debían asistir.
Para ella, el proceso fue muy rápido, pues no tuvo que levantarse temprano como otros para preinscribir a su hija en el primer año de secundaria. Contrario le ocurrió a Guadalupe Sánchez, quien no supo de esta lista y hoy, desde las 6:30 horas decidió acudir a la institución.
En palabras de ambas madres, dicho plantel es uno de los más reconocidos de la capital veracruzana, razón por la cual no sólo los que habitan a su alrededor sino de otras colonias buscan un espacio para sus hijos, quienes ahora deberán presentar el examen que les dará el pase definitivo.
El PROCESO
De acuerdo con la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), para preescolar será prioritario atender a los menores de cuatro y cinco años de edad cumplidos al 31 de diciembre de este año, para ingresar a segundo y tercer grado, respectivamente; en caso de contar con la infraestructura física y los recursos humanos necesarios, se atenderá a los niños de tres años cumplidos al último día de 2016, quienes podrán ingresar al primer grado.
En primaria serán preinscritos en primer grado quienes tengan seis años cumplidos al 31 de diciembre del presente año; y en secundaria (modalidades general y técnica) los estudiantes que estén cursando el sexto grado de primaria cuyo promedio sea aprobatorio, así como los egresados de este nivel que sean menores de 15 años.
En la modalidad de telesecundaria podrán preinscribirse los mayores de 16 años y menores de 18 que habiten en comunidades rurales e indígenas y carezcan de los servicios que ofrece la educación secundaria para adultos.
