Inesperadamente, el 14 de julio del año pasado, mediante un video, Gerardo Buganza Salmerón anunció su decisión de buscar ser candidato independiente a la gubernatura del estado, lo que lo llevó tres días después a renunciar por decisión propia a la Secretaría de Gobierno, que ocupaba por segunda ocasión en el presente sexenio.
En aquel autodestape suyo dijo que “dos veces las mafias políticas de los grandes partidos políticos” le habían impedido ser gobernador.
“En 2004, le gané la elección a Fidel (Herrera Beltrán) y a Dante (Delgado Rannauro) pero autoridades hicieron sus típicas trampas para quitarme la victoria, me dejaron en segundo a solo .2 por ciento de los votos del ganador; si ese resultado me reconocieron, imagínense de qué tamaño fue mi triunfo contra el sistema”.
Agregó: “No sólo la mafia del PRI me quitó mis aspiraciones políticas, ocurrió lo mismo con el PAN un sexenio después. Felipe Calderón manipuló a los panistas desde Los Pinos para hacer candidato a un expriista verdaderamente atroz, Miguel Ángel Yunes”, recordando que hacía cinco años entonces había dicho que se encargaría de que Yunes Linares no ganara la gubernatura “ya que Veracruz no se merecía un personaje tan nefasto”.
Su renuncia al cargo, que ocupaba por segunda ocasión, no se la había pedido el gobernador Javier Duarte, quien se extrañó que la presentara tan pronto y sin consultarle la decisión, pero el reciente triunfo entonces de Jaime Rodríguez “El Bronco” como candidato independiente a la gubernatura de Nuevo León y señales de que no se combatirían pillerías adentro del Gobierno que él había detectado y denunciado, sino que, por el contrario, se negociaría un pleito legal que ya había ganado a los concesionarios extranjeros de la construcción del túnel sumergido de Coatzacoalcos, que significaban 2,500 millones de pesos que se tendrían que devolver al erario público, lo alentó y lo orilló a no esperar más para irse.
“Vemos que las cosas no están bien, hay que cambiar de fondo si en verdad aspiramos a estar mejor”, expresó cuando anunció su renuncia y le volvió a arrimar el caballo “a las mafias de los partidos políticos” y de paso acusó a Fidel Herrera de encabezar un “PRI viejo”, de “trampas”, de “política oscura”, de “triquiñuelas y engaño”, o sea, lo llamó tramposo, oscuro, artimañoso y mentiroso.
A pocos días de su renuncia, y ya como aspirante a candidato independiente, una noche me invitó a cenar a su casa en Xalapa. Me platicó sus motivos, me explicó detalles y me mostró legajos de documentos para sustentar lo que me revelaba, algunos detalles que posteriormente en una comida con un grupo de columnistas le volvería a escuchar, algunos documentos que aunque de pasada mostraría con el ofrecimiento de que nos daría un cuadernillo completo.
Buganza tomó muy en serio la apertura para que hubiera candidatos independientes y decidió actuar en consecuencia, aplicándose con mucho empeño y cuidado en cumplir todos los requisitos legales para obtener su registro, un trabajo en el que empleó muchos meses y recursos que le habían facilitado amigos empresarios en especial del norte del país, realizando recorridos por el estado y abriendo “Casas Independientes” a manera de oficinas municipales, o regionales, o distritales.
Apenas el pasado lunes 25 de enero había enviado un boletín de prensa un tanto extraño, en el que anunciaba “que muy pronto” habría sólo un candidato independiente para la mini gubernatura y que daría a conocer en los próximos días “un anuncio importante que impactará en la ciudadanía respecto al tema de la contienda para la gubernatura del 2016-2018”. ¿De qué anuncio se trataba? ¿El de su renuncia, o de que denunciaría anomalías en el registro de los otros “independientes” que los sacaría de la contienda y sólo quedaría él?
¿Cuál fue la gota, o las gotas que derramaron el vaso? Porque, según pude indagar ayer, una decisión que lo orilló a retirarse fue que el proceso de la figura de los candidatos independientes se “acorrientó”, esto es, que aunque lo nieguen las autoridades del Organismo Público Local Electoral (OPLE), se permitió el registro de candidatos “independientes” sin cumplir con los requisitos legales, cualquier politiquillo, sólo para utilizarlos y fraccionar el voto a favor de un partido, como en el caso del “cardenista” Antonio Luna Andrade, quien no es ningún secreto que lo utilizan, manipulan y financian desde la Subsecretaría de Gobierno, quien no tiene una estructura para haber conjuntado los requisitos que se pedían.
Sin duda, por eso en su carta pública de ayer dijo que “la competencia por los sufragios obliga a la autoridad electoral el cumplimiento de los principios de independencia, legalidad, imparcialidad, certeza, objetividad y máxima publicidad” y que “en Veracruz, a 123 días de la jornada de votación, no hay estas garantías a favor del voto libre y secreto de los ciudadanos”.
De ahí que haya dicho también que: “Ya no podemos solapar la seducción de la hipocresía. Ya no podemos dejarnos atrapar por la fascinación de la mentira y de las apariencias. En el odio nunca habrá soluciones a nuestros problemas y necesidades; menos en las ofertas fáciles”, y que haya rematado con lo siguiente: “Honestidad y compromiso es lo que necesita Veracruz. No hay asomo de estos elementos entre esa familia, la mafia política y los partidos que pretenden seguir gobernándonos”.
En aquella cena en su casa, Buganza tenía muy claro que si la ilegalidad prevalecía y se daba una contienda inequitativa y amañada, o veía que ya en campaña no se cumplían sus expectativas de crecimiento ante el electorado, optaría por declinar. No hubo necesidad de esperar a esto último. En aquel entonces le pregunté si en todo caso declinaría por otro aspirante. De hecho me dijo que por el senador José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla, con quien compartía los señalamientos que le venía haciendo a la administración y con quien ya había platicado tres veces. Pero Pepe no va a ser candidato. Ayer se me dio la seguridad que no lo hará por ninguno de los actuales contendientes.
Me quedó la duda si decidió retirarse también ante la guerra sucia que le pudieran estar anticipando para preparar su defensa ante el señalamiento de que no solventó poco más de 14 millones de pesos a su paso como Secretario de Infraestructura y Obras Públicas, al frente de la cual denunció a empresas y a empresarios constructores que cometieron fraude en contra del Gobierno del Estado, pero que extrañamente pararon tanto en la PGR como en la Fiscalía estatal. Si esto fuera así, lo estarían provocando y le estarían dando un buen pretexto para que destapara la cloaca con la que se encontró, todo lo cual tiene debidamente documentado.
Ayer quise tener su testimonio directo. Por la noche me ofreció que en los próximos días hablará conmigo.
Pero anoche apenas estaba acabando de redactar estas líneas cuando el buen compañero columnista Filiberto Vargas Rodríguez casi me hizo caer de mi sillón cuando leí su columna “Punto de Vista” que me acababa de enviar. Lea por qué, porque además él fue Director de Prensa del actual gobierno, conoce muchas cosas de adentro y está bien relacionado:
“¿Se va Javier Duarte?
Filiberto Vargas Rodríguez
La versión llega desde la capital del país: En los próximos días Javier Duarte de Ochoa solicitará licencia a su cargo y se incorporará a la administración federal. Se habla de una Subsecretaría, aunque la opción más viable es la Dirección General de Infonavit.
Esa sería, en opinión de los analistas políticos, la medida más drástica para arropar al candidato del PRI, Héctor Yunes Landa y garantizar su victoria el próximo 5 de junio.
Sin embargo, podría no ser la única acción promovida desde el centro. Fuentes muy bien informadas anticipan que está por darse una nueva declinación en la carrera por la gubernatura. Miguel Ángel Yunes Linares se retiraría de la contienda, como consecuencia (y parte de la negociación) de la salida de Javier Duarte”.
¡Qué cierre de fin de semana!
Pero ayer corrió la versión de que Celestino Espinoza Rivera, titular de la Unidad de Acceso a la Información Pública de la Sedesol, había sido despedido “sin explicación de por medio”. Su presunto cese se vinculaba al caso de los jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca, ya que él mismo había declarado a Adela Micha que su abuelo fue muy amigo de don Manolo Benítez, abuelo de José y Bernardo Benítez, dos de los desaparecidos, y que asesora a la familia; sin embargo, la dependencia reaccionó de inmediato y emitió un boletín aclarando que sigue laborando con ellos. Ojalá que siga asesorando a los familiares del caso Tierra Blanca y que los muchachos aparezcan con bien, con lo que de paso ayudaría al Gobierno del Estado.