¿Amar es sufrir?

Por Estela Casados González

“Amor sin celos no es amor”. “Quien bien te quiere te hará sufrir”. De tanto escuchar algunas sentencias populares comenzamos a creer que eso de enamorarse debe estar aderezado de mucho drama y celos. Es una prueba continua a nuestra dignidad y fortaleza humana, argumentan los personajes de la telenovela de horario estelar.
“Mátame si quieres pero no me olvides”, pregonaba el cancionero popular hace algunas décadas. ¡Eso sí que era educación sentimental!
¿De qué se trata eso de amar, de enamorarse? Ya lo cantaba José José, el otrora Príncipe de la canción: amar es sufrir. Lo demás… es deseo fugaz.
Ante la cercanía del 14 de febrero, día del amor (¡a quién le importa la amistad!), todo es flores y corazones. Todo sea por el amor…
La costumbre y la mercadotecnia nos dicen que el amor es romántico, que debemos de dar todo por el ser amado: nuestras aspiraciones, tiempo libre y de esparcimiento. Sin sacrificio no hay amor verdadero.
Hay que sufrir para merecer y permanecer con el amor de nuestra vida. No hay de otra. Los grandes amores son así.
Si bien es cierto que cada pareja podría compartirnos su propia historia, nos encontramos con mandatos sociales que se entrometen en nuestros afectos y en la manera en cómo los llevamos a la práctica.
Precisamente son el sufrimiento y la violencia los principales aderezos del amor de pareja. Los convencionalismos sociales y culturales han escrito cuáles serán los roles y actitudes que hombres y mujeres deben adoptar para mostrar cuánto se quieren.
Una burbuja de convivencia siamesa y excluyente del entorno social, coronada por el contacto físico, las emociones violentas y sabrosas alojadas en el estómago o en nuestro pecho, los latidos acelerados al máximo y el temblor de nuestras manos (o donde sea, el asunto es que temblamos), hacen que nuestro cerebro se vuelva adicto a la manera en que reaccionamos cuando vemos a ese alguien que se convierte en nuestro sujeto amoroso.
Nacemos, crecemos y amamos en una sociedad que estereotipa a las mujeres y hombres que se enamoran. A nosotras nos pueden “matar de amor” o porque “nos quieren demasiado”.
Es vigente la imaginería popular que nos califica como un objeto seductor o lleno de mojigatería. Sin calidad humana para saber lo que es el verdadero amor. Por lo tanto, debemos ser supervisadas, controladas y guiadas por el sujeto que nos ama.
Si al leer estas líneas piensas que es una exageración, me da mucho gusto. Para muchas mujeres y hombres es una realidad vigente en sus vidas.
Al cabo de un tiempo, algunas mujeres nos preguntamos si esto debe ser así. La pregunta surge de un profundo deseo por enamorarse de otra forma, una que permita construir independencia emocional, afectiva y de pensamiento. Se dice fácil.
No se trata de dejar de amar, de sexuar o de sonreír cuando alguien te gusta realmente. Tampoco se trata de actuar como una persona dominante y controladora.
Se trata de amar diferente. Se trata de amarse a una misma. Si te amas y confías en ti, nadie vendrá a socavar tu autoestima. Ese debería ser el principio básico de todo amor: amarse una misma.
Se dice fácil, pero es muy difícil enamorarte de ti misma. Por ejemplo, siempre hay algo que confabula contra el amor que podamos tener a nuestro cuerpo. Parece imposible amar lo imperfecta que eres, pero amas los ronquidos de tu pareja, sus carcajadas horrendas o la manera en que conjuga un verbo inexistente.
Escritoras de distintas épocas exploraron la idea del amor que podían inspirar las mujeres y lo que encontraron es que el pensamiento masculino rara vez nos consideraba dignas de amor, ya fuera porque Dios no nos amaba por haber traído el pecado al mundo o porque se nos consideraba seres imperfectos, sin alma.
El pensamiento religioso, filosófico y científico ha evolucionado en los últimos siglos, pero lo cierto es que hay nuevos argumentos e imágenes que reiteran nuestra imperfección y nos recuerdan que lo único lícito de amar es lo perfecto.
Existe gente especializada en el tema del amor romántico que nos hace reflexionar profundamente sobre cómo el sistema patriarcal nos estereotipa cuando nos enamoramos. Cómo vamos tomando el asunto de los afectos profundos de una manera sufrida, vergonzante y culposa.
En Xalapa tendremos la oportunidad de escuchar a una renombrada especialista internacional que promete hacernos reflexionar seriamente en estos temas: la escritora y consultora feminista Coral Herrera Gómez. Gracias a las gestiones realizadas por el Instituto Municipal de las Mujeres de Xalapa y la Comisión de Equidad de Género Municipal, estará en nuestra ciudad el lunes 15 de febrero e impartirá una conferencia gratuita en la sala de Cabildo del Ayuntamiento a las 10 de la mañana.
Veamos qué logramos compartir. Ahí nos encontraremos.