Ya es imposible de ocultar que este año, el Carnaval de Veracruz fue un rotundo fracaso.
Entre el clima que no ayudó, los escándalos en la elección de la Reina y la mala organización, los resultados están a la vista: mínima afluencia de personas a los desfiles, bajas ventas y poca ocupación hotelera. Algo inverosímil en otros años.
No por nada los empresarios porteños manifestaron su preocupación por la poca derrama económica, mientras los graderos están que trinan y casi regalan los accesos para que vaya algo de gente a los eventos.