Al parecer a alguien incomodó la llegada de Anilú Ingram Vallines a la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social, pues le han soltado una andanada mediática no sólo desproporcionada, sino con una muy evidente mala leche.
Un pequeño error verbal de la funcionaria federal durante un acto público, al cual se presentó cumpliendo con su encomienda a pesar de haber sufrido un accidente automovilístico apenas unas horas antes, ha sido magnificado en algunos medios y en redes sociales a niveles francamente ridículos, como si en ello le fuera la vida o si de eso dependiera su desempeño en la oficina cuyas riendas tomó hace menos de dos semanas.
Es sabido que el trabajo mata grilla. Pero sería bueno indagar quién le quiere mover el pesebre a Anilú.