A 17 meses de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el presidente Enrique Peña Nieto regresa a Iguala, pero no lo hace para nada relacionado con esta tragedia, sino para conmemorar el Día de la Bandera.
La visita presidencial se registra en un contexto similar al que se vivía en la entidad previo a la tragedia que provocó una crisis político social a nivel nacional con repercusión internacional y que exhibió el nivel de impunidad, violencia y los nexos de autoridades con el narco en la entidad y el resto del país.
Tan solo en Iguala se han localizado más de 100 cuerpos en decenas de fosas clandestinas; en los primeros tres meses de la administración del gobernador priista Héctor Astudillo Flores se registraron 719 ejecuciones en diversos puntos de la entidad, un promedio de siete crímenes por día y durante 2015 se reportaron más de dos mil ejecuciones, indican reportes oficiales.
Desde ayer, Iguala prácticamente se encuentra blindada ante el arribo del presidente Peña, quien encabezará la ceremonia de izamiento de la bandera en el cerro del Tehuehue y el abanderamiento de escoltas en el estadio Ambrosio Figueroa.
¿Y el caso de los 43 normalistas? Ahí va, se sigue investigando… dicen.





