Ferrari, cerca de Dios

La vida se le hacía aburrida tras la jornada laboral en Chiapas, a donde por azares del destino llegó Alfredo Ferrari, allá por la época del nacimiento del EZLN. Encerrarse en su habitación, ver tele o leer libros fue monótono hasta que, en un mundo cosmopolita, entre canadienses, franceses, belgas y demás, buscando por aquí y por allá, encontró un trío… pero de músicos…
Eso cuenta Ferrari, titular de Sedesol en Veracruz, quien tiene en mente tres planes de viaje próximamente: La Perla y Zongolica, este nueve de marzo, con José Antonio Meade Kuribreña… el domingo, si puede, irá a Puebla, para como siempre, entonar un canto que se ha vuelto himno por más de 50 años: “Daría toda mi vida, por ser campeón”. Sí, es Tiburón de hueso colorado y apoya hoy y siempre a los escualos rojos aunque hayan pasado 10 lustros sin coronarse.
Sin embargo, no deja de reconocer que al menos, cuando la directiva escuala sube demasiado alto los precios del boleto, deja de ir, como cuando viene el América.
Cuenta que a quien ha visto campeón es al Águila, equipo de béisbol, allá en el 72, en el Parque Deportivo Veracruzano, cuando Enrique Izquierdo era el manager y catcher a la vez, y recientemente en 2013.
Platica en torno a una mesa de amigos de que en este julio próximo, viene la evaluación de Coneval y espera bajar los índices negativos que se tienen al menos en educación, además de los de salud y vivienda, gracias a los esfuerzos concatenados con otras dependencias, como la SEV.
Ahora que vienen las elecciones, ya tiene lista la Biblia para los empleados de dicha secretaría: “Guía del Servidor Público de la Sedesol”. ¿Qué es eso? “Para que vean qué pueden hacer y qué no”, responde, o en otras palabras, “para que no vayan a hacer… tarugadas”.
Si bien no hay tanto recurso como se piensa en dicha dependencia, sí hay imaginación, y entre los objetivos que tiene Alfredo Ferrari es quitar esa imagen de “despensera” y “laminera” que tiene Sedesol.
Su filosofía es mantener siempre un perfil bajo, y platica la anécdota de aquél que dice: “Es usted muy listo” y el otro responde: “No, soy poco pendejo”.
Pero comentaba al inicio de esta columna, que tiene planeado tres viajes… ya le comenté dos. El tercero es volver a Chiapas, y no precisamente por escuchar al trío, sino por acercarse a Dios.
Y es que, de acuerdo a lo que cuenta, en San Juan Chamula, hay una Iglesia donde tras echarse unos buenos tragos de pox (bebida espirituosa de maíz), el visitante se acerca y se enfrenta a los Santos con espejos que hay al interior de esta parroquia… y sí, de vez en cuando viene bien acercarse a Dios.

David Bouchez
El pasado 5 de septiembre escribía lo siguiente:
“Cuando le extendí mi carta de recomendación firmada por Guillermo Zúñiga Martínez, en ese entonces alcalde de Xalapa, me preguntó si lo conocía… mi respuesta fue negativa; creo que por eso me quiso poner a prueba pidiéndome una carta de recomendación más para que me diera el empleo. A los pocos días, regresé con documento en mano y me preguntó lo mismo: Si conocía a la señora que me recomendaba y también fue la misma respuesta: No. “Es mi proveedora de mariscos y pescados”, me dijo. Se me quedó viendo al tiempo de que me daba una noticia: “Entras a la barra”… ¡el trabajo era mío!
Así fue que conocí a David Bouchez Gómez, dueño de la Estancia de los Tecajetes, uno de los restaurantes más emblemáticos de Xalapa”.
Mi primer empleo y mi primer patrón: David Bouchez Gómez, tan bien recordado como don Guillermo Zúñiga, dos personas que dieron oportunidad a alguien que la pedía.

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