“La integridad no precisa de reglas.” – Albert Camus.
Cuando Milan Kundera escribió su obra suprema “La insoportable levedad del Ser” Europa se encontraba sumida en divisionismo provocado por la guerra fría, su retrospección del comunismo con su respectiva crítica permitió comprobar que lo que en un momento se pensaba como la solución política resulto no ser el paraíso que esperaba la población detrás de la cortina del este.
Kundera recalca en la obra que “los que crearon estos regímenes criminales no fueron los criminales, sino los entusiastas convencidos de que habían descubierto el único camino que conduce al Paraíso. Lo defendieron valerosamente y para ello, ejecutaron a mucha gente. Más tarde se llegó a la conclusión generalizada de que no existía paraíso alguno, de modo que los entusiastas resultaron ser asesinos.”
Y así como Kundera reclama lo que ocurría en la Europa del Este, los veracruzanos enfrentamos algo similar bajo el régimen de Javier Duarte, un paraíso vendido por Fidel Herrera como la respuesta necesaria para alcanzar un mejor estadio de posibilidades, en donde el slogan de la campaña refería que sacaría al 50% de la población de la pobreza al termino de su sexenio –cosa que sabemos no ocurrió, sino por el contrario aumento- como ese muchos más ejemplos de la incapacidad producto de la ambición desmedida.
Afirma el propio Héctor Yunes Landa, precandidato del PRI al gobierno de Veracruz, Javier Duarte es un lastre para mi campaña, mientras inexplicablemente la federación se cruza de manos para ver como se pierde el más importante bastión priista del sureste del país.
Y aun cuando el mandatario estatal, salga acompañado de su familia y medio centenar de diputados y funcionarios a dar ruedas de prensa, lo cierto es que a él ya lo alcanzó “la insoportable levedad del no ser… honesto”.
Y es que a Javier Duarte no se le cree ya ni un ápice a pesar de afirmar que reta a comparar sus declaraciones patrimoniales contra de quienes le acusan –en referencia directa a Miguel Ángel Yunes Linares-, las patadas de ahogado resultan tan evidentes que ya nadie le cree.
Mientras tanto en el Congreso de la Unión, se exhibe lo que ya se rumora a gritos en los pasillos de la Residencia Oficial de Los Pinos, Enrique Peña Nieto ha dejado solo a Javier Duarte, porque le representa más un lastre que un contra peso y su proclividad a no atender las recomendaciones, lo hunden más y más en un abismo del que no habrá escapatoria.
Por ello, las fracciones parlamentarias del PRI en el Senado como en la Cámara de Diputados ha dejado correr las solicitudes de juicio político en su contra, pues no quiso aprovechar una salida honrosa, ante el descredito que ya de por si se avecina.
Tan solo basta leer lo expresado por el Partido de la Revolución Democrática tras su rueda de prensa de este lunes, ¿Cómo es posible que un gobernante a quien las pruebas fehacientes lo exhiben como el mayor cáncer de Veracruz, salga a “dar la cara” con este grado de cinismo ante la sociedad, para defender lo indefendible y con lujos de demagogia y verborrea como sus únicos “argumentos”?
¿Cómo puede presumir y sostener honestidad un gobernante al que se le han comprobado propiedades millonarias en México y el extranjero, mientras pensionados, la Universidad Veracruzana, Iniciativa Privada y un sinfín de acreedores, se manifiestan diariamente por el pago de los adeudos con ellos?
Ante dicha situación y como producto de la preocupación que ha desencadenado una conducta con este nivel de descaro en todo el país, el Comité Ejecutivo Nacional del PRD ha manifestado que interpondrá denuncia penal en contra del Ejecutivo estatal, por el delito de desvío de recursos públicos; decisión que ha sido avalada por este Comité Ejecutivo Estatal en Veracruz, con la intención de presionar a la autoridad correspondiente para que la malversación financiera que ha ejercido Duarte de Ochoa, sea castigada con todo el peso de la Ley y de manera justa para las y los veracruzanos.
Ahí saque usted su mejor conclusión.
Al tiempo.
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