México; el reino de la impunidad

Por: Luis Ramírez Baqueiro

“Cuanto mayores son los obstáculos, tanto más crece el valor.” – Adolfo Kolping.

Una pregunta basta para darnos cuenta de que México es por desgracia un país que se emancipo de la Corona Española, para convertirse con el paso de dos siglos en el Reino de la Impunidad.

¿Alguna vez los mexicanos presenciaremos la detención de un ex Presidente de la República, acusado de corrupción?

La respuesta seguramente amable lector@ será un no.

Por desgracia todo parece indicar que así será, y es que ante el nuevo escándalo ocurrido en Brasil por supuestas ligas de corrupción entre una empresa como Petrobras y Luis Ignacio Lula Da Silva, nos cuestionamos que es lo que pasa en Latinoamérica, pero especialmente en México, que la sociedad jamás logra observar que la justicia se pueda imponer a una problemática, que pareciera estar incrustada en el ADN del mexicano, “La Impunidad”.

Dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española que “impunidad” es la cualidad de impune; e “impune” lo define como “que queda sin castigo”, si meditamos sobre lo profundo y grave que es que las acciones desarrolladas por quienes gobiernan en contra de la población queden sin castigo, lastima y nos orienta a darnos cuenta de que mientras sigamos siendo simplemente actores presenciales de los hechos, las cosas seguirán de mal en peor.

Desde 1991 más de 18 presidentes latinoamericanos fueron destituidos legislativamente, derrocados por un golpe de Estado o renunciaron en medio de graves crisis. La mayoría de los casos ocurrieron en Ecuador, Bolivia y Guatemala, país vecino de México y de donde nada hemos aprendido.

El 30 de septiembre de 1991 en Haití, después de superar un golpe militar el 29 de julio, el presidente Jean Bertrand Aristide es derrocado por el general Raoul Cedrás.

El 29 de diciembre de 1992 en Brasil, el presidente Fernando Collor de Mello dimite cuando el Senado inicia el procedimiento para su destitución por corrupción. El hasta entonces vicepresidente Itamar Franco pasó a ser presidente.

Llegamos al 1 de junio de 1993 en Guatemala, el presidente Jorge Serrano Elías renuncia por la presión internacional y del Tribunal Constitucional de su país, después dar un autogolpe de Estado. El Congreso nombró como sustituto a Ramiro de León.

El 31 de agosto de 1993 en Venezuela, el Congreso destituye a Carlos Andrés Pérez por supuesta malversación y peculado. Interinamente lo sucedió el presidente del Congreso, Octavio Lepage, y poco después, por concertación, Ramón José Velásquez.

Alcanzamos el 6 de febrero de 1997 en Ecuador, el Congreso Nacional destituye al presidente Abdalá Bucaram alegando «incapacidad mental». Fue sucedido por Fabián Alarcón, presidente del Congreso.

El 28 de marzo de 1999 en Paraguay, el presidente Raúl Cubas renuncia después de meses de conflicto abierto con los poderes legislativo y judicial a raíz de su decisión de liberar y rehabilitar al general golpista Lino Oviedo. Su renuncia se produjo antes de declarar en un juicio político en el Congreso. Una semana antes de su salida del poder, se produjo el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña. Lo sucedió el presidente del Senado, Luis González Macchi.

De igual modo un 21 de enero de 2000 nuevamente en Ecuador, el presidente Jamil Mahuad es derrocado por un golpe de Estado de carácter cívico-militar, que entregó el poder al vicepresidente Gustavo Noboa.

Un 19 de noviembre de 2000 en Perú, tras meses de protestas en el Parlamento y en la calle, el presidente Alberto Fujimori renuncia al cargo desde Japón tras diez años en el poder. Fue investido nuevo presidente Valentín Paniagua.

El 19 de diciembre de 2001 en Argentina, el entonces presidente Fernando de la Rúa renuncia al cargo en medio de un fuerte estallido social por una grave situación económica. En las semanas siguientes se sucedieron en la Presidencia de forma interina Ramón Puerta, presidente del Senado, y los peronistas Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Camaño, hasta que el 2 de enero tomó posesión Eduardo Duhalde, elegido por el Congreso.

Entrados en el año 2002, un 12 de abril en Venezuela, el desaparecido Hugo Chávez es derrocado brevemente por un golpe cívico-militar. Tras el derrocamiento, el entonces dirigente de la patronal Pedro Carmona se autoproclamó presidente. En la madrugada del 13 de abril, fuerzas militares repusieron a Chávez.

Un 17 de octubre de 2003 en Bolivia, el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada dimite y abandona el país en medio de protestas. Lo sustituyó en el cargo el vicepresidente Carlos Mesa.

Para el 29 de febrero de 2004 nuevamente en Haití, el entonces presidente Jean-Bertrand Aristide deja el poder tras un grave crisis social y económica. Lo sucedió el presidente de la Corte Suprema, Boniface Alexandre.

Un 7 de marzo de 2005, nuevamente Bolivia da la nota, el entonces presidente Carlos Mesa presenta su renuncia asediado por las protestas de los sindicatos. El Congreso rechaza por unanimidad la dimisión del presidente, quien posteriormente ratifica un pacto nacional con la mayoría de los grupos parlamentarios.

El 20 de abril de 2005 en Ecuador, el presidente Lucio Gutiérrez es destituido por el Congreso tras una crisis institucional. Lo que comenzó con una disputa parlamentaria en diciembre anterior se radicalizó en febrero cuando la Corte Suprema decidió anular los juicios por corrupción contra el ex presidente Abdalá Bucaram, lo que permitió su regreso al país. Lo sucedió Alfredo Palacio, hasta entonces vicepresidente.

Para el 9 de junio de 2005 la convulsión en Bolivia, provoca que tras semanas de protestas, incluida una huelga general, en demanda de la nacionalización de los yacimientos de petróleo y gas natural, se produce el relevo en la Presidencia de la República de Carlos Mesa por el presidente de la Corte Suprema Eduardo Rodríguez Veltzé.

El 28 de junio de 2009 Centroamérica convulsiona, en Honduras, el presidente Manuel Zelaya es destituido por el Congreso de su país horas después de que los militares lo detuvieran y deportaran a la vecina Costa Rica. El Parlamento eligió ese mismo día a su presidente, Roberto Micheletti, para relevarlo. Zelaya, que había tomado posesión en enero de 2006, gozó del respaldo internacional. Fue relevado por el presidente Porfirio Lobo.

Un 22 de junio de 2012 en Paraguay, el presidente Fernando Lugo es destituido por el Congreso tras un juicio político por mal desempeño de sus funciones calificado por gobiernos de izquierdas como un golpe. El vicepresidente, Federico Franco, lo sustituye hasta las elecciones de abril de 2013.

El pasado 3 de septiembre de 2015, en Guatemala, es desaforado por el Congreso el presidente Otto Pérez Molina quien horas más tarde anuncia su dimisión al cargo luego de que el Ministerio Público del país emitió una orden de captura en su contra por su participación en la estructura de defraudación aduanera conocida como “La Línea” hoy es gobernado por Jimmy Morales un comediante electo en proceso democrático.

Ante este escenario, y ante la severa crisis que enfrenta Veracruz, nos cuestionamos si alguno de estos ejemplos no sin suficientes para que las cosas se resuelvan en la entidad, cuando al menos se conoce que existen al menos 27 denuncias emitidas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) contra funcionarios y ex funcionarios estatales que trabajaron en el área de finanzas de varias dependencias, desde los sexenios de Miguel Alemán, Fidel Herrera y Javier Duarte, sin que al momento se haya recuperado un solo centavo, o se haya procesado alguno de estos personajes.

Recientemente la propia ASF apuntó que Veracruz enfrenta un posible daño patrimonial de 35 mil millones de pesos sin que hasta la fecha se haya podido comprobar nada.

El mismo Juan Manuel Portal, titular de la ASF ha referido que será casi imposible justificar el destino de estos recursos en Veracruz, suficientes como para que las autoridades procesaran y castigaran a los responsables de esta situación, pero por desgracia, la tragicomedia mexicana llamada “El Veracruz que ya cambio” nos hace volver a la triste realidad, vivimos en el “México, reino de la impunidad”.

Al tiempo.

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