La comunidad de la Universidad Veracruzana, asume su responsabilidad de origen, compromiso y vinculación social activa y permanente. Defender lo que es de todos es principio y prioridad, para fortalecer y hacer realidad la esperanza en un presente y futuro mejores.
Megamarcha de protesta, simultánea en todas partes y encabezada por sus autoridades.
Miles de jóvenes estudiantes, académicos, trabajadores y simpatizantes toman las calles. Inconformidad y protesta presentes.
Todas las voces reiteran que son inaceptables crímenes sin castigo. ¿Dónde están miles de millones de pesos autorizados, presupuestados y no entregados?
No más continuidad de impunidad de ineficientes y delincuentes en el gobierno.
Como institución, a pesar de obstáculos, limitaciones y agresiones padecidas, cumple con su importante función en la actividad educativa responsable y trascendente, artística y científica, civilizatoria y humanista.
En esta, como en otras ocasiones va más allá de sus bibliotecas, laboratorios y aulas, de sus métodos y sistemas de conocimiento e investigación, de enseñanza y aprendizaje, de creación y recreación artística y cultural.
Puntual, practica y reclama ejercicio responsable de derechos y libertades; y cumplimiento de deberes y obligaciones.
Reforzada en y por las ciencias y las artes, en y por la imaginación y la creatividad incansables e interminables, ahora simple y sencillamente es congruente con su obligación de apoyar y defender a la sociedad a la que se debe, para asegurar su existencia y mejoramiento institucional propio, que en muchas formas lo es de todos.
Convoca y acompaña a los veracruzanos en la lucha contra arbitrariedad e ilegalidad, contra prepotencia y delincuencia en el uso y abuso, retención y disposición indebidas de sus recursos y la injustificada limitación de su función social.
No se pide ni más ni menos que se respeten ley y derechos, y que hechos y acciones gubernamentales, permitan contar con una institución de educación superior, al alcance y beneficio de las y los veracruzanos de hoy y mañana.
La lucha se extiende. El grito de protesta, se vuelve coro y clamor generalizado. Organización y movilización se hacen presentes. Comunidad universitaria y pueblo en general apoyan y defienden, funcionamiento y existencia de la UV, así como la de otras instituciones que garantizan derechos humanos y sociales, y brindan servicios públicos indispensables a la población.
No hay duda, ni temor. La Justicia se defiende. #TodossomosUV
De lo escrito, permítaseme rescatar y reproducir un texto propio de la llama de la esperanza.
JOVENES TOMAN LAS CALLES.
“No somos anti-sistema, el sistema es anti-nosotros”.
Lo que los jóvenes vienen a recordarnos es simple y sencillo: están en todo su derecho no sólo a manifestar sus ideas; sino a protestar, a indignarse, a inconformarse frente a una realidad que reduce oportunidades, limita libertades y cancela, escamotea o esconde derechos. No tienen por qué aceptar un hoy negado y un mañana cancelado. Saben o intuyen que su presente y futuro están en juego, por lo que no aceptan y rechazan la política de más de lo mismo, últimamente acompañada, con de mal en peor.
Límites y alcances del costo del silencio, de la pasividad, de la complicidad. Mientras más tiempo permanezcamos callados, más difícil será hacer escuchar las causas de nuestro malestar y sacrificio.
Su refrescante presencia en las calles, sus esperanzadores gritos de protesta, están dirigidos a los malos, peores y catastróficos gobernantes, que han hecho de la ineficiencia, la ineptitud y la negligencia, supuestas virtudes, sólo superadas por la omisión, la complicidad, la delincuencia y la impunidad. Catalogo abierto: del negligente al delincuente, del ineficiente al prepotente.
Mientras el desinterés y la resignación rutinaria caractericen nuestras vidas, hasta mediocres e ineptos se creerán sus propias mentiras; y seguirán repitiendo y repitiéndose, que todo va bien y que son buenos servidores públicos. ¿Manos limpias?
Aquí están los jóvenes presentes y activos. Ni castrados ni silenciados. Reclamando información objetiva y confiable, para decidir su destino e iniciar su participación responsable. ¿Es mucho pedir?
LA CHISPA Y EL INCENDIO
Hoy la nueva generación, los jóvenes conocen, lo que en cada época de elecciones se repite: el ritual, el lenguaje y el mensaje. Medio y contenido tan atractivo como superficial, tan efímero como intrascendente. Feria de promesas y supuestos compromisos; inundación de frases recurrentes sobre intenciones inexistentes; circo de cínicos, con su repetición de fantasías y sueños irrealizables; y el regreso a la realidad, a la conocida lista de necesidades insatisfechas, de las limitaciones acostumbradas, los sacrificios crecientes y las soluciones postergadas.
Si uno se detiene a analizar antecedentes y consecuencias de lo ocurrido, encontrará que en muchos casos, el remedio resulta peor que la enfermedad, que muchos de los políticos que se decían o asumían como la solución, transfigurados en gobernantes, funcionarios o simples servidores públicos, con el tiempo se transforman hasta convertirse en todo o parte del problema. Tragicómica historia repetida, que al final, lo que más se desea es salvarse de la capacidad destructiva de “salvadores” y delincuentes.
Hechos que invitan a la reflexión y, desde luego, a la acción. Reclamos y protestas que ponen en evidencia las condiciones de pobreza y miseria ante la desatención, ineficiencia y corrupción oficial, que crecen y se fortalecen, que saltan a la vista y muestran los innumerables delitos que conforman el otro rostro de las estructuras gubernamentales. Delincuencia gubernamental que, sin duda es la peor de todas las delincuencias, pues ni cumple con la ley ni la hace cumplir. ¿Hasta dónde puede o debe llegar, la insensibilidad social y la ceguera gubernamental, que no sienten ni ven, lo que muchos, demasiados resisten y padecen? ¿Cuál es el límite de carencias y sacrificios sociales? ¿Hasta dónde y hasta cuándo costosas e inaceptables corrupción e impunidad gubernamental?
La respuesta, la enseñanza se repite hasta el cansancio en la geografía y la historia de propios y lejanos. Todo esto y más, logra incrementar el potencial incendiario, hasta convertir protesta en rebelión y la inconformidad en revolución. Los muertos convertidos en héroes o mártires son una simple consecuencia. Aviso y alerta… Bien por los jóvenes. Derechos y libertades irrenunciables.
*AcademicoIIESESUV@RafaelAriasH.Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasHdez