En Atitalaquia, Hidalgo, una barda perimetral sobre un terreno de cultivo de 700 hectáreas es el único vestigio de la Refinería Bicentenario, proyecto que arrancó el ex presidente Felipe Calderón y que terminó inconcluso, con 620 millones de dólares gastados en ello.
El 18 de marzo de 2008, el entonces mandatario de México, Felipe Calderón Hinojosa, anunció la creación de una Refinería con capacidad para procesar 250 mil barriles diarios de combustibles para contrarrestar la dependencia de las importaciones, que ascendían a 330 mil tóneles por día.
El mandatario realizó el anuncio en el marco del aniversario número 70 de la expropiación petrolera. Un proyecto con un costo estimado de 12 mil millones de dólares.
Diez entidades se propusieron como sedes, pero Guanajuato e Hidalgo fueron las entidades con mayor posibilidad de atraer el nuevo complejo de Petróleos Mexicanos, que exigía un terreno garantizado de al menos 700 hectáreas para desarrollar el proyecto.
Hidalgo, el elegido
Aunque Guanajuato invirtió alrededor de mil millones de pesos en la compra de terrenos para cumplir con uno de los requisitos técnicos, el 14 de abril de 2009, Jesús Reyes Heroles, entonces titular de la petrolera, informó que la Refinería se construiría en Atitalaquia, Hidalgo.
Al estado hidalguense, que ya albergaba la Refinería de Tula (que se mantiene hasta la fecha) se le puso como condición un plazo de 100 días para entregar el terreno, con el propósito de que la obra tuviera celeridad ya que se tenía la intención de que en 2015 entrara en operación el complejo.
Para ello, el gobierno estatal solicitó una línea de crédito por mil 500 millones de pesos, para cubrir la adquisición de terrenos a campesinos y para infraestructura colateral, de acuerdo con datos que recabó la BBC en una investigación.
Se cae el proyecto
El proyecto de la Refinería Bicentenario fue criticado y cuestionado por su alto costo, y es que además en ese instante se consideró que la importación de gasolinas y diésel era más barato y eficiente.
En 2014 la refinería fue definitivamente cancelada, sin ningún avance significativo más que la barda perimetral.
La Secretaría de Energía argumentó que la administración federal decidió reorientar el modelo de negocios de Pemex para reconfigurar y modernizar la Refinería de Tula así como de las otras cinco en el país, mismas que al término de 2016 disminuyeron alrededor de 68 mil barriles diarios su producción de gasolina y diésel, de acuerdo con cifras de la propia Sener.