Es tal la debilidad que muestra en estos momentos el Partido Revolucionario Institucional en Veracruz, desprestigiado por sus malos gobiernos a nivel federal y estatal, que la confusión está siendo aprovechada por las más oscuras fuerzas políticas para retomar el control de ese instituto político.
En su columna de este lunes, el reconocido periodista Manuel Rosete exhibe cómo el grupo de Fidel Herrera Beltrán busca nuevamente apoderarse de la dirigencia estatal priista, y para ello incrustó en Veracruz a un antiguo aliado de la “fidelidad”, el ex gobernador de Oaxaca de triste memoria José Murat Casab, a quien durante el desangelado acto agrario del viernes pasado, los alfiles fieles llevaron ante el dirigente nacional Enrique Ochoa Reza para pedirle su inclusión como “asesor especial” del priismo veracruzano.
No hay que perder de vista que el nuevo reducto del fidelismo es el estado de Oaxaca, gobernado por Alejandro Murat, hijo de José Murat, y a donde se fueron a refugiar los operadores y “mapaches fieles”, huyendo del Veracruz yunista.
José Murat es un testaferro de la “fidelidad” que viene a seguir pagando los millonarios favores que recibió durante los doce años del fide-duartismo. La pregunta es si los veracruzanos tendremos de verdad tan corta memoria.