En la vorágine de un país revuelto y agitado, mientras la gente grita en las calles su hartazgo contra la corrupción, el aumento a las gasolinas y el gobierno de Peña Nieto, uno de los nombres recurrentes que mencionan los indignados por todo el país es el de Javier Duarte. Y es que el ex gobernador veracruzano, prófugo de la justicia, se ha vuelto uno de los paradigmas de la corrupción del sexenio peñista y la gente que protesta asocia claramente la cercana relación entre el mayor saqueador de Veracruz con la protección y apoyo que recibió de Los Pinos para vaciar, por seis años, las arcas de su estado. El gobierno de Peña ha sido incapaz de capturalo y, sin explicar aún quién le facilitó la huida, los operativos para localizarlo han fracasado. La única pista real que tienen en estos momentos los grupos de búsqueda, comandados por Marina y apoyados por Cisen, PGR y Ejército, es la ruta de Duarte tras su escape ventajoso de Xalapa, el 14 de octubre, cuando abordó el helicóptero del gobierno estatal y ordenó al piloto: “!Vamos a Coatzacoalcos!”; pero antes de llegar cambió la orden de vuelo hacia Chiapas, según consta en la averiguación. Eso hace pensar a las autoridades que Duarte siempre ha estado “en el sur” y si no está en territorio chiapaneco entonces cruzó a Guatemala, donde suponen se esconde junto a su esposa Karime Macías, protegido por autoridades policiales de aquel país. El último cateo en busca de Duarte lo realizó la Agencia de Investigación Criminal de PGR en la Colonia del Valle, el 16 de diciembre pasado. Tras un reporte ciudadano que ubicó al veracruzano en un condominio de la calle Amores 1233, “en la casa 6, 7 u 8”, agentes de la AIC entraron a la casa al mediodía. No encontraron a Duarte, pero sí 7.7 millones de pesos en una caja de cartón, 160 mil dólares americanos en otra caja y en otra más 10 millones de pesos. También encontraron 7 cajas fuertes escondidas, 4 de ellas en un pilar y tres más debajo de unos sacos que las cubrían. En las cajas fuertes había centenarios. En total, el reporte oficial de aquel cateó informó, con la cotización del tipo de cambio del dólar y del oro de aquel día, que Duarte tenía en efectivo, tan solo en esa casa, 23 millones 596 mil 691 pesos que fueron puestos a disposición. Pero de Duarte nada. Los operativos siguen y se centran en estos momentos en el círculo familiar y cercano del ex gobernador, que es permanentemente vigilado, pues se espera que en algún momento Duarte intente buscar a sus hijos, que están actualmente con su suegro Antonio Macías, quien según reportes periodísticos cambió su residencia en noviembre pasado de Xalapa a Chiapas, donde vive con sus nietos. La pregunta para Peña Nieto, que afirma que le dolió mucho aumentarnos la gasolina es, ¿no le duele la vergüenza de que su gobierno no sólo facilitó la huida de Javier Duarte sino que ahora no puede encontrarlo? ¿A ese saqueador no le aplicará la ley y la mano dura Presidente? ¿Hasta cuándo? (Fuente: El Universal, “Serpientes y escaleras”; Salvador García Soto, 11/ENE/2017).