Hagamos en intento, para que la gallina de los huevos de oro, vuelva a poner como antes

De la sala de prensa y comunicación social de PEMEX, el pasado trece de septiembre (hace cuatro meses), se emitió un boletín en proyección nacional, que describía una buena noticia para México por el descubrimiento de seis yacimientos de petróleo crudo; dos de crudo súper ligero en aguas profundas; y cuatro de crudo ligero en aguas “someras”; lo que sirvió para capitalizar en imagen pública, pero también ante las calificadoras financieras internacionales; empresas que al conocer la noticia, certificaron la existencia de esas recién descubiertas provincias geológicas del Golfo de México, que podrían haberse utilizado como aval de nuevos créditos para continuar el desarrollo de las exploraciones que los técnicos de la paraestatal, han venido desarrollando; con tanta suerte, que al descubrir esas reservas se incrementa el inventario de recursos naturales y se gana el valor de las nuevas provincias geológicas del Golfo de México.

Se anunció entonces que PEMEX terminaría la construcción de treinta pozos “exploratorios” para el año 2017; pues al fortalecer con esos hallazgos la estrategia de asociaciones productivas del gobierno a través de PEMEX, se podía alcanzar la consolidación de los polos de desarrollo de los campos descubiertos en “aguas profundas”; llamando considerablemente la atención el descubrimiento de petróleo crudo, ligero, con gas condensado, identificado como “Pozo Teca-1”. El rango que los técnicos de PEMEX dieron a la profundidad en la corteza marina de dicho pozo, oscila entre 2750 y 3400 metros, pudiendo producir cerca de siete mil barriles por día.

De cuando López Portillo nos hizo el llamado para estar preparados, listos, entrenados “para administrar la abundancia”, traducida en la riqueza pública generada por PEMEX, de la que el ex presidente de México pensaba hacer una derrama económica tan grande, que a todos los sectores sociales, correspondería una parte de esa riqueza a la que ha hecho referencia el Presidente Enrique Peña Nieto, cuando en conferencia de prensa dijo, que  PEMEX llegó a producir dos millones quinientos mil barriles de petróleo crudo y que hoy la cifra señalada, estaba reducida a su mínima expresión, que representa doscientos mil barriles de petróleo diario, con la consiguiente reducción de ingresos al gobierno de la república, solo por la referencia del Presidente Peña al yacimiento petrolero denominado “Cantarell” situado en las costas de Campeche. De ahí que Peña Nieto se vio “obligado” a autorizar el incremento del veinte por ciento al precio de las gasolinas, retirando el subsidio que otorgaba el gobierno federal, por haber acabado junto con el sindicato de PEMEX (de cuyos dirigentes se cuentan negras historias de corrupción) con la famosa gallina de los huevos de oro. Por cierto, en México por tradición, de nuestros abuelos a nuestros padres y de nuestros padres a sus hijos, la recomendación ha sido “darle de comer y cuidar a la gallina que pone huevos de oro, para no acabar con su valiosa producción de huevos de oro, que de tantos apuros ha sacado al gobierno y a muchos de nosotros.

Y meses antes de los descubrimientos tan cacareados por la gallina de los huevos de oro, también se dijo que frente a las costas de Veracruz se detectaron  en aguas profundas, yacimientos de petróleo crudo, por las muestras abundantes que fueron encontradas en aguas superficiales de las costas de Veracruz; alcanzando tal certeza el nuevo descubrimiento, que los técnicos de PEMEX recurrieron únicamente a la certificación de los residuos del petróleo recogido frente al Heroico Puerto de Veracruz. Cuando fue director de PEMEX el ingeniero Jorge Díaz Serrano, se habló por primera vez de los yacimientos petroleros frente a Veracruz; pero se dijo que los estudios preliminares elaborados en el Paleocanal de Chicontepec, Veracruz, llegarían a ser ten grandes que podrían superar a todas las reservas, descubiertas después de la expropiación petrolera decretada por el Presidente Lázaro Cárdenas del Río.

El papel de la industria petrolera de México, históricamente representa la bandera de nacionalismo y soberanía, porque la defensa de ese recurso natural, ha servido para el momento de las definiciones políticas entre quienes se rasgan las vestiduras por mantener la propiedad estatal y quienes han expresado que la apertura total a las inversiones privadas en PEMEX, sería la solución final y definitiva para acabar con la desigualdad económica y la segregación de los que suman ya sesenta millones de mexicanos en estado de pobreza. Las compañías extranjeras transnacionales que trabajan para PEMEX asociadas al sector petrolero, han sido objeto de regulación constante, pues si bien se les considera motor de la economía nacional, la producción de fuentes de energía petrolera y la administración de esos recursos, obligan a los titulares de las áreas del gobierno federal, a la preservación y cuidado del medio ambiente.

Con la mayor facilidad recurrió el Presidente de la república Enrique Peña Nieto, a poner fin a las estériles discusiones en las Cámaras de Senadores y Diputados y en el sector empresarial y las asociaciones de los expendedores de gasolina y concesionarios del transporte público; puesto que al señalar que el objeto de la disputa que generó la desaparición de la canasta básica, el alza generalizada de precios y la caída del valor del peso frente al dólar, se veía venir, desde el momento en que la gallina de los huevos de oro dejó de poner todos los días y hoy prácticamente pone un huevo de vez en cuando. Ahora solo falta que se entrometa nuevamente el Presidente norteamericano Donald Trump; como lo ha hecho sin permiso y sin reproche de los mexicanos, a querer llevarse la gallina de los huevos de oro al vecino país del norte, para alimentarla y seguirla explotando, para ir recuperando poco a poco, la gran inversión que hará el republicano, a partir del próximo viernes en que asuma la presidencia de la Union Americana.

Habrá que recomendar a todo el gabinete presidencial y a los estados colindantes con la frontera norte, que cuiden muy bien nuestra frontera, para que no se pasen de norte a sur, a buscar a la gallina de los huevos de oro, pensando que los mexicanos estamos de brazos cruzados y a sus apreciables órdenes. Vamos a defender los símbolos que nos dan identidad y nacionalismo, soberanía y patria, tanto o más de cómo el Presidente Peña Nieto se dedica a cuidar la gallina de los huevos de oro, en lugar de su gran responsabilidad como “Fiel de la Balanza” para direccionar el rumbo de la patria.