DE LA MENTIRA OFICIAL EN ECONOMÍA Y FINANZAS, A LA CONDENA DEL TRIBUNAL DEL PUEBLO

Cuanto más se acerca la llegada del Presidente electo Donald Trump a Washington, aumenta la preocupación de los mexicanos por la construcción del muro y por la agresividad con que reclama en nombre de su gobierno, el pago inmediato de la obra; pago que se ha negado a aceptar el gobierno mexicano, por voz del propio Enrique Peña Nieto. Las áreas de Economía y Hacienda de México, deben estar preocupadas, para ver cómo evitan que se cumplan las amenazas de confiscar los envíos de remesas de los migrantes a sus familias en México, que alcanzan en los últimos tres años hasta veinticinco mil millones de dólares y por consiguiente representan un pilar fundamental para nuestra economía interna, que si bien entre éste rubro y los ingresos de PEMEX, le daban tranquilidad al gobierno para cubrir compromisos y a los bancos para mantener su liquidez, ahora con el gasolinazo y la amenaza de Trump el panorama económico se ensombrece, sin dejar de reconocer que las pequeñas y medianas empresas se han mantenido en activo por las operaciones comerciales de los beneficiarios con el dinero de los migrantes; por lo que también las PYMES tendrán que prepararse para enfrentar la disminución de sus operaciones comerciales.

Por otro lado, los recortes presupuestales para magnas obras y la cancelación de los grandes proyectos para la comunicación interior a través de caminos y puentes, confirman la gran preocupación del gobierno de la república por haber presupuestado sin las providencias de resultados políticos, obras pretenciosas y necesarias, pero no factibles de realizar con la incertidumbre en la economía y en la buena relación con el coloso del norte. El gasto público en los últimos gobiernos de México, se proyectó partiendo de premisas halagüeñas pero falsas por cuanto a los ingresos programados y el resultado anual y sexenal, por lo menos desde el gobierno del licenciado Miguel Alemán Valdés hasta el actual, pues cada ejercicio fiscal concluye en forma deficitaria, por la mala costumbre de los financieros, de no respetar los límites que las condiciones imponen al gasto, sin necesidad de recurrir al endeudamiento.

Devaluaciones van y vienen, afectando como siempre, a los que menos tienen; pero ni las Cámaras de Diputados y Senadores con sus relevantes comisiones de Hacienda y Crédito Público; de Fiscalización del Ejercicio Presupuestal de todo el gobierno; y ahora ni con la revisión permanente de las Contralorías y Auditoría Superior de la Federación; ni con todo ese engranaje burocrático, se logra frenar el gasto insultante y desmedido del gobierno, lo que se traduce en importantes desvíos de recursos, generalmente utilizados para provecho personal de burócratas y políticos delincuentes. Y como Peña no cumple, según le dijo Josefina Vázquez Mota en campaña; y con los escándalos de la Casa Blanca y de los departamentos en Miami y de tantas travesuras que se descubren día a día y que ponen en evidencia al Presidente, a sus amigos y parientes, lo que faltaba para seguir dándole atole con el dedo al pueblo, fue la construcción de otro mito “la Fiscalía Anticorrupción”, que venga a ajustar cuentas y a aparentar que recuperará lo robado por los funcionaros públicos de todo nivel. Como si las Procuradurías de Justicia y las Fiscalías no hubieran servido para combatir a delincuentes burócratas de cuello blanco, cuya desfachatez en sus raterías, mantiene enardecido al pueblo. Total que la esperanza muere a lo último y los mexicanos ya estamos acostumbrados a más de lo mismo.

Las más elementales finanzas públicas, aquellas que llegaron a enseñarse hasta por correspondencia, en los cursos de las afamadas “Academias Vázquez”, donde se podía obtener el certificado “no título académico” de Contador Privado, de Tenedor de Libros, de “Técnico en Derecho” y hasta de “Detective Privado”, incluían en una sencilla exposición, la explicación matemática de que: si tus ingresos son quinientos pesos al mes; ajusta tus gastos a cuatrocientos cincuenta pesos y deja una reserva para imprevistos que de manera razonable puede no ser mayor ni menor al diez por ciento de tu presupuesto mensual; y en función de cómo se administre el gasto mensual, los excedentes permitirán disponer de mayores recursos al siguiente mes o viceversa. Hoy se impone la sin razón, el abuso, la ambición y el robo en despoblado, por parte de los administradores del gasto público, pues como se ha visto en todas las denuncias presentadas contra Javier Duarte de Ochoa y su banda, con su grandiosa idea de la operación licuadora, se llevaron los recursos en forma integra, sin siquiera aplicar una parte de lo presupuestado para el gasto público del que comenzaron disponiendo del diez, del veinte y del trientesmo, y enloquecidos siguiendo el ejemplo de JD, se llevaron todo y a la vista de todos.

Que pasaría, si ante la indiferencia de las autoridades encargadas de aplicar las leyes, los responsables de los fraudes siguen en la impunidad y la presión popular a través del “no pago” de impuestos, se contrapone para obligar a todos los que resulten responsables de aplicar la ley y mantener el estado de derecho, a que cumplan con su función, antes de que con respuestas de fuerza y de presión, entremos en un choque de intereses del que ya no se pueda retroceder. Sería posible que todo lo construido desde el ultimo movimiento armado iniciado por Madero y concluido en el Constituyente de Querétaro en 1917, con la Promulgación de la Constitución Política que nos rige, se vaya a la basura por unos cuantos politiquillos hambrientos de poder y de dinero; desde luego que no, dicen, quienes mantienen la esperanza de que cumpliendo cada quien con su tarea, esto tiene solución sin llegar al derramamiento de sangre.

El Presidente Enrique Peña Nieto, desde el descalabro que sufrió al decretar el gasolinazo, por las respuestas inmediatas de todos los sectores sociales indignados por el daño económico que ya comenzó a causar la medida y ante la falta de argumentos convincentes del Secretario de Hacienda, del Secretario de Energía Minas, del Secretario de Economía y de los empresarios y líderes de sindicatos y partidos políticos, no le ha quedado más al Presidente que contestar primero con una pregunta ¿qué hubieran hecho ustedes?; para enseguida pedir unidad nacional contra los enemigos de México y terminar éste primer episodio del drama económico con el mentiroso e infundado argumento de que entre todos “acabamos con la gallina de los huevos de oro”.

Esa unidad nacional a la que convoca Peña Nieto, es propicia para que el pueblo organizado, efectivamente se una para exigir a los malos gobernantes, desde el Presidente de la República y su Gabinete; hasta los Gobiernos de los Estados y Municipios, para que respondan de los encargos públicos conferidos por el pueblo. Tendremos que acudir a un Tribunal del Pueblo, que con diversas comisiones de la verdad, aplique la justicia y ubique a cada servidor público, donde legalmente le corresponda por los errores y acciones que realizaron en un mal ejercicio del cargo y en provecho personal. Si hubiera una conciencia basada en la honestidad y la razón, los gobernantes sentenciados por el pueblo, sabrían que esas resoluciones no admiten recursos para su impugnación; toda condena popular equivale a la jurisprudencia del más alto tribunal.