El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó ayer poner en marcha una “gran investigación” sobre el supuesto fraude electoral que el gabinete del magnate republicano denunció recientemente, y que implicaría votos duplicados, en dos estados diferentes, implicaría a migrantes indocumentados votando e incluso implicaría a muertos votando. Eso, siempre según la versión de la Casa Blanca, que, por otra parte, no presentó todavía una sola prueba al respecto, lo que ha valido a Trump críticas entre los mismos republicanos.
El mandatario estadunidense lo anunció a través de su cuenta personal en Twitter, asegurando que algunos de los fallecidos que presuntamente acudieron a las urnas, estaba decesos “desde hace mucho tiempo”. “Dependiendo de los resultados, ¡fortaleceremos nuestros procedimientos de votación!”, añadió el magnate en la red social.
Esta decisión llega después de que, en los últimos días, Trump llegara a asegurar que hubo entre tres y cinco millones de votos ilegales en las elecciones, celebradas el 8 de noviembre. Además, el magnate considera que estos votos habrían sido todos para la demócrata Hillary Clinton, que justamente ganó el voto popular por tres millones de sufragios de diferencia, pese a que perdió frente al republicano en el recuento de los votos electorales.
De hecho, estas acusaciones ya las lanzó el magnate en campaña, cuando se refirió precisamente a que habría gente que votaría en dos estados o que acudirían a las urnas migrantes ilegales, todo para asegurar que las elecciones estaban manipuladas a favor de su oponente.