DONALD TRUMP ENVUELTO EN SUS FOBIAS; PEÑA NIETO POR FIN SACA LA CASTA

Finalmente, el Presidente Enrique Peña Nieto, sacó la casta para encarar las groserías, el trato despótico, prepotente y humillante que Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, con carácter oficial ha proferido en contra de México y de los mexicanos; en los foros donde Trump amenaza con deportaciones, con modificaciones arancelarias y la construcción del muro fronterizo, que no es demanda popular, sino un capricho del empresario-presidente, cuya obsesión de construir el muro y cerrar fronteras con nuestro país, lo está llevando a una descalificación diplomática mundial; porque conociéndose en el mundo de los negocios, la dependencia económica de México y la explotación tolerada de los mexicanos por parte de los gringos, el lenguaje altanero y bravucón, no se acepta, por más que detrás del magnate – político se encuentre listo el ejército norteamericano, para respaldarlo.

Dos hechos empañaron la primera reunión diplomática y comercial celebrada en la Casa Blanca; el primero, la salida a los medios de comunicación de Donald Trump, anunciando el decreto que firma para la inmediata construcción del muro fronterizo, y su pago, gritando a voz en cuello que será sufragado por los mexicanos; el otro incidente se refiere a la cancelación de los apoyos a las ciudades consideradas santuarios para los migrantes; hechos que generaron protestas inmediatas en México y en Estados Unidos de quienes avalan la posición contraria; es decir, la posición de que si el muro lo quieren en Estados Unidos y se construirá en su territorio, corresponde a ellos su pago y nadie puede obligar a que México se haga cargo de su financiamiento.

Más tarde la aparición en televisión del Presidente Enrique Peña Nieto, defendiendo con honor a nuestro país y reiterando que no habrá recurso alguno que aporten los mexicanos para los caprichos de Donald Trump, a quien al mismo tiempo le hace saber el Presidente Peña, que con tales acciones ejecutadas por Donald Trump, ningún caso tendría celebrar la visita del Presidente mexicano a la Casa Blanca; puesto que la situación incomoda contamina el ambiente y la relación diplomática corre los riesgos de llegar a una suspensión temporal; definitiva o permanente, dependiendo del curso de los acontecimientos. Por ahora, no hay embajador acreditado en los Estados Unidos, ya que con la llegada de Luis Videgaray Caso a la cancillería, fueron enviados los nuevos diplomáticos acreditados, sin que hayan sido aceptados a la fecha y por consiguiente tendrá que seguir de mediador el propio canciller.

Las principales funciones en la relación diplomática, consisten en la protección de los intereses del estado; en el fomento de la relación amistosa y en el ejercicio de ciertas funciones consulares para atender a los connacionales en sus problemas durante su estancia en el extranjero. Nunca que se recuerde, la relación diplomática con Estados Unidos ha pasado por tan fuertes tensiones; salvo el referente histórico del rompimiento de relaciones en 1836, durante la Independencia de Texas; 1845, por la intervención no pedida de Estados Unidos a México; y la tercera ocasión en 1913, debido a la ocupación del Puerto de Veracruz, en plena ebullición de la Revolución Mexicana iniciada por Francisco I. Madero; en donde siempre se dijo, que el embajador norteamericano Henry Lane se vio implicado en el complot para derrocar al Presidente Madero y favorecer a otros grupos afines al General Porfirio Díaz y al chacal Victoriano Huerta. Y a partir de la nueva relación comercial iniciada a mediados del siglo pasado, fomentada por ambas naciones; fortalecida con acuerdos bilaterales que dieron lugar a la Firma del Tratado de Libre Comercio y sus consecuentes protecciones arancelarias y contratos de compra y venta con exclusividad en algunas ramas de productos alimenticios; de la industria automotriz; electrónica; hidrocarburos y energéticos; turismo; fuentes de empleo para mano de obra calificada y ocupación temporal a migrantes; lo que nos da una idea de la vital importancia que tiene el mantener una buena relación diplomática y comercial con el Coloso del Norte. México tiene mucho que perder por defender la dignidad nacional; pero más puede perder si en vez de la actitud viril del Presidente Peña Nieto (a partir de ayer), nos quedamos con las ofensas, diatribas y condiciones impuestas unilateralmente por el caprichoso carácter del presidente norteamericano Donald Trump.

Por lo pronto la instrucción presidencial para que los cincuenta Consulados que operan en territorio estadounidense, se conviertan en defensores de los migrantes y protejan sus derechos humanos, ya fue dada; y se espera, que de iniciar despidos injustificados por los patrones americanos que llegaran a obedecer a su caprichoso presidente, también encuentren una defensa legal ante organismos internacionales, que favorezca a nuestros paisanos y derrote a los abusivos patrones del norte. Estados Unidos, además de la Embajada con que cuenta en el Paseo de la Reforma frente al Ángel de la Independencia de la Ciudad de México, dispone también de nueve Consulados ubicados en Ciudad Juárez; Guadalajara ; Hermosillo; Matamoros; Monterrey; Mérida; Nogales; Nuevo Laredo y Tijuana; y trece Agencias Consulares establecidas en Acapulco, Guerrero; Ixtapa, Guerrero; Oaxaca, Oaxaca; San Miguel de Allende, Guanajuato; Puerto Vallarta, Jalisco; y Nuevo Vallarta, Nayarit; Mazatlán, Sinaloa; Reynosa, Tamaulipas; San Luis Potosí, San luís Potosí; Cancún, Quintana Roo; Cozumel, Quintana Roo; Playa del Carmen, Quintana Roo; Piedras Negras, Coahuila y Cabo San Lucas, Baja California Sur.

Y para no desestimar la “Fobia contra México” del Presidente Donald Trump, su temor (intenso e irracional) enfermizo contra México lo lleva a seguir hablando, sin reflexión y sin temor a las consecuencias que genera la declaración a medios de un personaje con la investidura que ganó a partir del ocho de noviembre pasado, ahora resulta que desea que prevalezca en la temática de su agenda, el privilegio que él mismo se otorga, de haber sido “quien canceló la reunión con Peña”; y no permite contradicción alguna que haga sentir, que fue “Peña el que canceló la reunión”. Ese temor irracional, compulsivo, invalidante que padece Donald Trump, es al mismo tiempo, una de sus fortalezas (porque no tiene otras) para asumir las altas responsabilidades como Presidente de la nación más poderosa del mundo; responsabilidades para las que nunca se preparó por la vida mundana, de playboy y proxeneta que llevó en su juventud.

En poco tiempo se sabrán las verdaderas causas de las fobias de Donald Trump contra México; y se ha comenzado a filtrar, que una de ellas tiene su origen en un “lío de faldas” con alguna de sus mujeres, especialmente de su ex esposa madre de Ivanka; y otra causa fundamental que podría ser el origen de esa animadversión, se cuenta como el fallido fraccionamiento inmobiliario y marítimo denominado Trump Ocean Resort BajaMexico en Tijuana; más otro fallido desarrollo que se ubicaría en Cozumel, Quintana Roo, denominado Punta Arrecifes Resort. Solo es cosa de esperar, con la paciencia que recomienda la política, para presenciar la conclusión de este “affaire” protagonizado entre dos Tlatoanis, a la postre responsables de los daños colaterales que se causen a los miles de migrantes y de los afectados con la ruptura del TLC.