“Se está generando una crisis humanitaria, porque en tanto hay mujeres desaparecidas y en tanto hay mujeres que son asesinadas, realmente se está generando un ambiente de un Estado en donde a pesar de sus mecanismos jurídicos de avanzada (…) hay una imposibilidad por garantizar la vida y los derechos de más de la mitad de la población”, señaló Estela Casados González, profesora e investigadora en la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana e integrante del Consejo Consultivo del Instituto Veracruzano de las Mujeres.
Históricamente las mujeres desde hace poco más de cuatro décadas han luchado en favor de la equidad de género y contra la violencia de las mujeres calificándola como acciones de desigualdad ante los hombres; en México en 2007 se puso en marcha la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, una herramienta que tiene como fin prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
El feminicidio, un término acuñado apenas en 2014, es calificado como un acto de violencia provocando el asesinato de una mujer por el simple hecho de su condición de género, desde hace años en nuestro país ha sido noticia nacional e internacional, con casos como “las muertas de Juárez” o los asesinatos de mujeres en el Estado de México, son apenas algunos de los que ocurren a diario en todo el país, lo cual contribuye a que México se encuentre dentro de los primeros 25 países con mayor tasa de feminicidios a nivel mundial, con un promedio de siete asesinatos de mujeres al día, según el Instituto Nacional de las Mujeres.
La violencia contra las mujeres
Se ha vuelto recurrente observar sobre las avenidas de la capital veracruzana, espectaculares con la leyenda “Alerta Amber Veracruz” acompañada de una foto grande, en su mayoría de una niña o una adolescente que anuncia su desaparición; de igual forma, pueden escucharse voces que dicen tener algún familiar o conocido desaparecido desde hace años, meses o días, o basta con echar un vistazo a la sección policiaca o nota roja de algún periódico o portal informativo para ver algún asesinato perpetuado hacia una mujer.
En Veracruz estos son los datos fríos que brinda la Fiscalía General del Estado: desde hace 10 años se tiene un registro de 5 mil 934 casos de personas desaparecidas, de las cuales todavía 41 por ciento (2 mil 433) se encuentra en proceso de búsqueda, mientras que 59 por ciento (3 mil 501) de los casos ya han sido localizados, y de éstos, mil 964 han sido mujeres, de las cuales 46 fueron encontradas sin vida.
“Sí hay leyes que en teoría protegen a las mujeres (…) nuestro país tiene unas herramientas jurídicas de avanzada, el asunto es que también tiene unas estrategias para poder quebrantar esas leyes”, señaló Estela Casados.
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia insta a todos los niveles de gobierno a tener un banco de datos referente a este tema para que las instancias pertinentes puedan crear estrategias a favor de la mujer, sin embargo, asociaciones de la sociedad civil y gente interesada desde la academia o que ha sufrido alguna agresión o pérdida, han alzado la voz y creado herramientas ante la falta de justicia y la pasmosa realidad que se presenta.
Los actos de violencia de cualquier tipo (psicológica, física, patrimonial, económica o sexual) contra las mujeres, cada vez son más demandantes. En el estudio Asesinatos de mujeres y niñas por razón de género. Feminicidios en la entidad Veracruzana de la Facultad de Antropología de la UV y coordinado por la doctora Estela Casados, señala que en 2015 en nuestra entidad se reportaron 535 casos de violencia contra las mujeres, mientras que para noviembre de 2016 se tiene el registro de 919 asuntos ligados con este tema.
A pesar de que los números son ascendentes y contundentes, la investigadora señala que desde las administraciones pasadas el tema de la violencia contra las mujeres para las autoridades no es prioritario, causado en gran medida por una visión estructural donde la “sociedad tiene totalmente naturalizada la agresión hacia las mujeres” y que esos avances en defensoría de los derechos de la mujer, se ve regresivo ante una serie de acciones que concluyen en la impunidad de los actos contra las mujeres.
Es el caso “cuando una mujer denuncia que está siendo víctima de algún tipo de acoso o de hostigamiento, se le descalifica, se tiende a decir que es exagerada, que está mintiendo (…) siempre habrá una circunstancia o motivo que justifique la violencia contra las mujeres y un mensaje de fondo que diga, te lo mereces”, destacó la investigadora.
De igual forma, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia señala que existe una serie de instrumentos que apresuran y garantizan una búsqueda rápida y expedita de personas desaparecidas o acciones que ayudan a atender algún tipo de violencia sufrida, sin embargo, los especialistas señalan que institucionalmente pocas veces es atendido, es el caso donde las mismas autoridades han expuesto y minimizan los asuntos en lugar de condenar los actos y llevar a cabo las investigaciones pertinentes, se permiten atenuar los hechos y declarar irresponsablemente que las mujeres huyeron de casa, se fueron con el novio y no que han desaparecido por alguna cuestión de violencia contra ellas, prácticas recurrentes en los dos sexenios anteriores.
Ante esta situación, Casados González apuntó que “el crimen organizado pero también la indiferencia de la clase política y de los funcionarios de más alto nivel, están contribuyendo al desmembramiento de la célula básica de la sociedad, están abonando a la incertidumbre en el sentido de seguridad que pueda tener más de la mitad de la población del estado de Veracruz que somos las mujeres”.
Un caso sin resolver
“Empezó ella a querer cambiar su estilo de vida (…) empezaba a querer tener una vida más tranquila, ya pensaba en hijos, ya pensaba en casarse, pensaba en cosas más serias (…) nos veíamos menos pero hablábamos mucho, me contaba que había conocido a una amiga, una tal Samanta, que salían mucho, iban mucho al antro o a la plaza, me contaba que esta amiga le compraba cosas”, narró Carmen cómo su amiga Alondra desaparecida aproximadamente desde hace 5 años fue embaucada poco a poco junto con otras chicas.
Con las manos entrelazadas sobre la mesa y todavía con la tristeza de no saber nada sobre Alondra desde hace mucho tiempo, Carmen explicó cómo Samanta se fue ganando la confianza de varias chicas hasta juntar un grupo de amigas, a las cuales apoyaba económicamente o en especie, “era una chica como que ya venía preparada para todo esto (…) la supieron preparar, al grado tal de que bueno, estaba tan bien preparada que llegó aquí a Xalapa lista para empezar a involucrar muchachas”.
Las fiestas y la convivencia entre Samanta y Alondra comenzaron a ser cada vez más continuas. En una ocasión, relató Carmen, se topó en un antro con Alondra como nunca antes la había visto, ésta se encontraba fuera de sí, por lo que intentó auxiliarla y llevarla a casa, sin embargo Samanta decidió hacerse cargo de la situación y Alondra optó por quedarse.
Con lágrimas en los ojos, Carmen relató que después de esa situación vivida con Alondra, transcurrió una semana con naturalidad, donde un lunes Alondra se dirigió a su lugar de trabajo acompañada por Samanta, sin embargo se desviaron de la ruta para encontrarse con el grupo de amigas que Samanta había reclutado, quienes a punta de armas fueron forzadas para subir a camionetas y nunca volverlas a ver.
Posteriormente familiares hicieron las denuncias pertinentes ante la desaparición de las chicas, donde las autoridades se limitaron a responder “que dejaran todo en manos de ellos, al principio, después sí les dijeron, no se metan, es mejor que dejen todo así, sabían que era una banda delictiva muy fuerte”, ante esta situación los familiares de Alondra, con toda la tristeza que implica no saber el paradero de su hija, optaron por dejar todo en paz, cambiar de domicilio por temor a alguna represalia y vivir con el dolor de tener una hija desaparecida.
Feminicidios en Veracruz
De acuerdo al código penal del Estado de Veracruz, un feminicidio se presenta cuando existe alguna de las siguientes características:
· Exista o haya existido entre el activo y la victima una relación de parentesco por consanguinidad o afinidad, de matrimonio, concubinato, noviazgo o cualquier otra relación de hecho o amistad;
· Exista o haya existido entre el activo y la victima una relación laboral, escolar o cualquier otra que implique confianza, subordinación o superioridad;
· La víctima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo;
· A la víctima se le haya infligido lesiones infamantes, degradantes o mutilaciones previamente a la privación de la vida, o se realicen marcas infamantes o degradantes sobre el cadáver, o éste sea mutilado;
· Hayan existido amenazas, acoso o lesiones del sujeto activo a la víctima;
· El cuerpo de la víctima sea expuesto o arrojado en un lugar público; o
· La víctima haya sido incomunicada.
Veracruz no destaca en los primeros lugares de feminicidios en nuestro país; de acuerdo a los datos que brinda la Fiscalía General del Estado, son 44 los casos que tienen contabilizados durante 2016, sin embargo, con base en el estudio que se desarrolla en la Facultad de Antropología de la UV, cada año este acto de violencia contra las mujeres va en aumento. Durante 2014 detectaron 74 feminicidios, para 2015 registraron 99, mientras que de enero a noviembre de 2016 han alcanzado 134 feminicidios de 176 asesinatos a mujeres que tienen registrados.
Ante estas circunstancias la investigadora Estela Casados, encuentra tres graves consecuencias frente a los feminicidios perpetuados en la entidad, en primera instancia señala que con estas cifras, la escasa voluntad política para tratar el tema y la evidente falta de seguridad hacia las mujeres, en noviembre del 2016 fue anunciada la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres en 11 municipios de la entidad, este hecho fue impulsado desde el 2015 ante las instancias federales a través de 10 organizaciones de la sociedad civil con base en los datos obtenidos durante el estudio realizado por la Facultad de Antropología de la UV.
Posteriormente señala que ante la inseguridad que están viviendo las mujeres, donde se reportan hasta el último día de noviembre del 2016 la desaparición de 304 mujeres y niñas en el estado, comparado con los 118 casos registrados en el 2015, se está generado una crisis humanitaria, donde a pesar de todos los mecanismos jurídicos que existen, se está creando una imposibilidad por garantizar la vida y los derechos de las mujeres, quienes representan más de la mitad de la población en Veracruz.
Sin embargo estas no son las únicas consecuencias que encuentra, por último señala que se está generando una “crisis social de alto calado”, la cual va encaminada a una problemática al interior de las familias, que, ante la desaparición o asesinato de una mujer miembro de una familia y la impunidad del hecho, se está mutilando a la unidad básica de la sociedad, lo que conlleva a que la incertidumbre en el sentido de la seguridad para las mujeres sea latente y genere un clima de inestabilidad social y el demérito en la credibilidad de la instituciones encargadas de impartir justicia.
Factores que nutren la violencia
Además de contar con una sociedad que tiene totalmente naturalizada la agresión hacia las mujeres de acuerdo con la opinión de la doctora Estela Casados; existen otros factores que incentivan para que la mujer llegue a ser violentada en sus derechos, lo que provoque recientemente una exacerbación en este tema.
La maestra María de los Ángeles Muñoz González catedrática de la facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana, señaló “no hay cultura de la denuncia, (…) vivimos todavía en una sociedad que más bien lo cuenta, lo dice, lo rumora pero no lo denuncia, (…) y no se denuncia porque no se cree ya en las autoridades”, agregó que esto se debe también en gran medida a que es muy reciente la creación de instituciones, leyes y herramientas que protegen a la mujer, la cuales focalizan principalmente su trabajo en los casos que surgen y no tanto en la prevención de la violencia.
Por otra parte, la socióloga indicó que también se está viviendo una crisis de valores sobre todo en las nuevas generaciones, en el “cómo se transmite el respeto, cómo se transmite este sentido de convivencia de no violentar, (…) pero viven en ese ambiente constante de violencia y lo reflejan en la escuela”, por lo que es importante trabajar a través de las instituciones en medidas de prevención con estos sectores que en 5 o 10 años serán adolecentes o adultos.
“Hay que prevenir el feminicidio, hay que prevenir la violencia hacia las mujeres y cómo se previene, con educación, con capacitación, con el acceso a la información” señaló la maestra Ángeles Muñoz, quien en éste ultimo rubro indicó que en gran medida los medios de comunicación y las nuevas alternativas tecnológicas para tener acceso a la información están generando desinformación y no están cumpliendo con su labor, “el niño de hace 10 años no tenia celular, aun en las colonias (marginadas), jalan un celular con acceso a internet, (…) quien lo tiene, navega muchas veces en páginas que no son adecuadas para la edad, tienen acceso a otro tipo de información que la socializan con los demás niños”.
Otro de los factores en el que hizo hincapié la maestra María de los Ángeles fue en la situación de pobreza y desigualdad de oportunidades para ciertos sectores de la población, basado en investigaciones realizadas por los propios alumnos de la facultad de sociología, han detectado a través de trabajos en campo “esta interacción violenta de niños y niñas, (…) casos de abuso sexual o niños que constantemente les golpean, (…) otros niños hablan con mucha naturalidad de armas, de drogas, porque es el ambiente donde viven”, todo esto relacionado con un sistema estructural desigual donde la falta de empleo, el poco ingreso económico en una familia, la escasa atención de los padres hacia los hijos, va creando un ambiente violento al interior de la familia.
Focos Rojos en Xalapa
En la capital del estado se han suscitado varios casos de feminicidio, sobretodo en la zona oriente de la ciudad, Nardeth Pale Solís, quien funge como responsable de la Casa de la Universidad Veracruzana en la colonia Molinos de San Roque, señaló que al menos son tres los casos de asesinatos contra mujeres de los que ha tenido conocimiento en este lugar, donde dos adolescentes y un madre de familia han sido las víctimas, “sí hay mucha violencia en la zona por las condiciones que están las familias, que son de bajos niveles económicos y bajo nivel educativo”.
La responsable de la Casa UV destacó que “en la zona hay mucha drogadicción, jóvenes que puedes encontrar desde los 10-12 años ya con el thinner, hay mucha desintegración familiar (…), familias donde la madre es la cabeza y la responsable de los hijos, y a su vez las abuelitas son las que se quedan al cuidado de los hijos porque las mamás se tiene que ir a trabajar”, lo cual ocasiona que muchos jóvenes pasen mucho tiempo en la calle expuestos a los peligros que implica vivir en esas condiciones.
Con la labor social que desarrolla la Casa UV en esta zona con programas de salud, educación, del medio ambiente y de artes, señaló han ganado un poco terreno ante las problemáticas señaladas, a lo que la maestra Ángeles Muñoz apuntó “tenemos que ir pensando en alternativas que nos acerquen a los seres humanos, que nos permitan organizarnos, (…) construir tejido social que nos corresponde a los ciudadanos”.
La doctora Estela Casados enfatizó que es de gran importancia que ante la nueva administración estatal se democraticen los espacios públicos, permitiendo la entrada de la ciudadanía que cumpla con amplia trayectoria y vasta experiencia, personas que hayan trabajado desde la sociedad civil o desde la academia con el fin de realizar propuestas que generen mecanismos para la protección de la ciudadanía, ya que de no ser así, difícilmente se reducirán los índices de feminicidios y violencia contra las mujeres en nuestra entidad.