A mayor corrupción en el servicio público; y ante la impunidad, con que se exhiben las multimillonarias fortunas de políticos deshonestos, el desprestigio de la política y los políticos, ya no se puede ocultar; y el escarnio que agravia a la sociedad en general, obliga a corregir el rumbo de este país; antes de llegar al “despeñadero”, que por lo visto es la ruta a la que nos lleva el presidente Peña. La burla de la clase política se inicia en el momento en que los políticos toman posesión de sus cargos jurando “guardar y hacer guardar la Constitución”; desde el Presidente de la república, su gabinete y todo servidor público hasta el último rango de la burocracia federal; sin excepción alguna, incluidos los gobernadores de las entidades federativas y todo su gabinete y burocracia enquistada en los presupuestos públicos de los estados y hasta en el tercer orden de gobierno, el municipio, todos los miembros del Cabildo, comenzando por los alcaldes, y todos los burócratas, también hasta el último rango, desde que asumen sus cargos y hasta la conclusión y entrega de los recursos públicos puestos a su cuidado y administración; de los documentos y archivos, que contienen la historia documental de cada dependencia; así como, de los bienes materiales que se entregan bajo el resguardo de los servidores públicos; de todo, absolutamente de todo tienen obligación de entregar cuentas claras con el finiquito del cargo, o asumir las consecuencias de las responsabilidades incumplidas, en los términos establecidos por los artículos 89, 108, 115, 116 y todos los preceptos constitucionales que se han establecido para poner candados y evitar la “rapiña”; que de poco o nada han servido.
La excepción a la regla, la misma Constitución la impone, cuando solo permite iniciar un proceso durante el ejercicio del cargo o al término del mismo, en contra del Presidente de la república, a quien solo podrá juzgarse por “traición a la patria” y por delitos graves del orden común, que ningún mexicano consciente de los riesgos y consecuencias que le acarrearía, se atreve a denunciar ante los órganos encargados de la fiscalización, de la investigación y de la acreditación de delitos que la voz del pueblo le atribuye al propio Presidente de la república , como sucedió con el escándalo de la Casa Blanca, de los departamentos en Miami y de otros pecadillos que se cuentan de la pareja presidencial. La frase célebre del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García, a quien le atribuyen la expresión con la que se condujo en el servicio público y que recomendó a los servidores públicos resignarse a vivir “en la honrosa medianía que proporciona la retribución que la ley haya señalado”. El pensamiento de Juárez, forma parte de su discurso, pronunciado al abrir el primer periodo de sesiones ordinarias de la X Legislatura del estado de Oaxaca, siendo gobernador de dicha entidad en el año 1852.
Desde la idea Juarista, sobre la honestidad en el servicio público, han transcurrido ciento sesenta y cinco años de historia; y México sigue siendo considerado por los funcionarios públicos como botín de guerra en un mar de corrupción e impunidad, equiparable al mundo de la delincuencia organizada; de los grandes capos de la mafia; y de sus familias, prepotentes, ostentosas e insultantes; ejemplos de vida que solo han servido como una mala influencia para mal forjar los destinos de muchos jóvenes que por haber optado por una “vida fácil” de riqueza y ostentación, han desaparecido como en un remolino sin fondo, que se ha tragado a más de cien mil víctimas. No en vano, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, sitúa a México en el ámbito internacional, en el último lugar de calificación en honestidad y corrupción después de evaluar a ciento treinta países. Todos los días se descubren cementerios y fosas clandestinas, donde los deudos de los desaparecidos se aferran a encontrar alguna huella de sus familiares; ni el Ejército ni la Marina Armada de México, ni las Policías Federales, ni la Gendarmería y mucho menos las policías locales, han sido capaces de poner un alto definitivo a la vorágine delincuencial que invade todo el territorio nacional.
La proclama de “unidad nacional” para enfrentar la embestida y los desafíos del Presidente Donald Trump contra México, no tuvo que esperar para recibir expresiones favorables para sumar fuerzas en torno al Presidente de la república a quien sorprendió el mal trato de su invitado en campaña; y por consiguiente, la preocupación ante la construcción del muro fronterizo y la ruptura de compromisos del Tratado de Libre Comercio; a tal grado, que en lugar de una respuesta inmediata, se escondió en la residencia oficial de los Pinos, dispuesto a esperar el resultado de la visita de sus flamantes y experimentados negociadores, el aprendiz de Canciller Luis Videgaray Caso y el Secretario de Economía Ildefonso Guajardo, a la Casa Blanca, donde en un “cuarto aislado” los mantuvieron entretenidos, cuando ya se había iniciado la edificación del muro y cuando ya estaba tomada la decisión de abandonar el TLC; situación que desconocía Peña Nieto, pero no la ignoraba el Primer Ministro canadiense Justin Trudeau, quien antes que Peña, anunció con una sonrisa en la boca, que Canadá abandonaba el TLC y enfrentaría las consecuencias. De este affaire, lo único rescatable es la respuesta inmediata de los mexicanos de todas las clases sociales, pronunciándose fast track en torno al gran Tlatoani y listos para cualquier otro desaire de las ocurrencias con que ha comenzado a gobernar al coloso del norte, su provocador presidente Donald Trump. Vamos a ver si se atreve el oxigenado presidente gringo, a dar un trato igual al coloso de Oriente, al gigante asiático; la República Popular de China.
En ese ir y venir de notas del servicio exterior mexicano; de especulaciones comerciales a la deriva y de las amenazas de deportaciones masivas de nuestros paisanos, transcurren los días “sin pena ni gloria” en el combate a la corrupción, con la única novedad del “nombramiento de los integrantes del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción”; que presidirá Jacqueline Pechard Mariscal, a quien la avala su buen desempeño anterior, como Consejera Electoral del IFE y como Comisionada y Presidenta del IFAI; acompañada de Mariclaire Acosta Urquidi, prestigiada defensora de los derechos humanos y los intelectuales y académicos Alfonso Hernández Valdez, José Octavio López Preza y Luis Manuel Pérez de Acha. La rotación de los cargos está prevista para que cada uno de sus integrantes ocupe la presidencia del nuevo organismo por el término de un año. Pareciera una estrategia más, similar a las famosas “cortinas de humo”, con las que se impide la claridad de otros temas, que son atendidos con tanta lentitud, que los dos años que le restan al Presidente Peña Nieto, serán insuficientes para construir el muro de México contra la corrupción; tanto o más importante que el muro de la ignominia contra migrantes.
De los escándalos mediáticos y de barandilla, desatados por los gobernadores hoy en funciones, en contra de sus antecesores, no hay a la fecha resultado alguno que deje satisfecha a la opinión pública, respecto de la aplicación de la ley, para sancionar penalmente a los ex gobernadores ladrones de los estados de Quintana Roo, Chihuahua, Durango, Tamaulipas, Oaxaca Nuevo León, Sonora, Coahuila y Veracruz; salvo el encarcelamiento de Padrés y el calambre a Rodrigo Medina , nada hay nuevo bajo el sol y de las inmensas fortunas cuyo latrocinio se les imputa, menos respuesta de recuperación económica han dado, los actuales responsables de esos estados explotados y lastimados por gobernadores de origen priista, con la salvedad de Padrés, quien hasta hoy es el primer blanquiazul en permanecer privado de su libertad, pero que podemos estar seguros, de que no será el último gobernante panista envuelto en la apropiación indebida de los recursos públicos puestos a su cuidado. Cabe el orgullo a los veracruzanos, que en la medición de la agrupación “Mexicanos contra la Corrupción”, por los montos y cantidades de las denuncias que persiguen al doctor Javier Duarte de Ochoa, Veracruz ocupa el primer lugar por el monto y el descaro del ex gobernador en esa vergonzante lista. La reparación del daño al erario, no tiene discusión y cuando finalmente se de, entonces podríamos vislumbrar la luz al final del túnel y la reivindicación de la política y de los políticos.
El pensamiento de Juárez, para vivir en la medianía del salario asignado a los servidores públicos, no debe continuar como un adorno histórico y constitucional; sino que debe recobrar vigencia y actualidad; para que sirva en la reconstrucción de una patria nueva, que con la dignidad republicana y la unidad nacional solicitada por Enrique Peña Nieto, se inicie la reconfiguración con lo salvable del México Nuevo.