Para no perder la bonita costumbre de violentar el Estado laico, la Arquidiócesis de México, a través de un muy agresivo editorial en el semanario “Desde la Fe”, descalificó la recién promulgada Constitución de la Ciudad de México, a la que calificó de ser un documento “ilegítimo”, “un recetario de ideologías y absurdos jurídicos”, y “asesino”.
Y es que la curia está infartada porque la Asamblea Constituyente incluyó en el texto los derechos a la interrupción legal del embarazo y a una muerte digna por voluntad propia, lo que para los jerarcas católicos es “inmoral” y “abominable”.
Según el cardenal Norberto Rivera y sus huestes, la Constitución capitalina fue “secuestrada” por las “izquierdas intolerantes y asesinas”, que cometieron la osadía de reconocer derechos de “pequeños grupos” e ignoraron los de “las mayorías”.
Don Norberto, que ya está próximo a la jubilación, debería tomarse un pasiflorine para la muina. O mínimo un té de tila.





