“Indignación” y “vergüenza” es lo que provocó en una parte de la ciudadanía española la postura del presidente del gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, en la conversación telefónica de 15 minutos que mantuvo ayer con su homólogo estadunidense, Donald Trump, y en la que se ofreció como “mediador” en los conflictos que mantiene abiertos con América Latina, sobre todo con México.
La oposición socialista señaló a Rajoy como el “mayordomo de Trump” en América Latina, que se contradice el discurso oficial de la comunidad iberoamericana.
Rajoy mantuvo ayer su primer contacto con Trump. Fue una conversación telefónica de 15 minutos en la que hablaron de la situación económica de España, la colaboración de ambos países en materia de Defensa, lucha contra el terrorismo e inteligencia policial, pero también hablaron sobre el futuro de Europa y, muy importante, sobre la situación en la que se encuentran los países de América Latina con la nueva política represiva y discriminatoria impulsada desde Washington.
Rajoy, lejos de criticar y denostar esta postura tal y como le exigieron los grupos de oposición, se ofreció como “mediador” y en ningún caso le recriminó ni la construcción del muro ni los ataques xenófobos contra los mexicanos y los migrantes latinoamericanos.
El vocero de la gestora del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el principal partido de la oposición y el que más activo ha estado en la defensa de México frente a los ataques del vecino del norte, Mario Jiménez, señaló que “a la mayoría de la ciudadanía española le causó vergüenza e indignación que Rajoy se haya ofrecido como una suerte de mayordomo de Trump”.
Una actitud que, según Mario Jiménez, “nos retrotrae a las peores imágenes de las Azores”, en referencia a la posición que el ex presidente del gobierno español, José María Aznar, mantuvo como aliado de George W. Bush ante la invasión de Irak del 2002 y 2003.
A las críticas a Rajoy se sumó la alcaldesa de Barcelona, la independiente Ada Colau, quien le advirtió a Rajoy que si se había ofrecido como “colaborador” y “mediador” con el gobierno de Trump “no lo hiciera ni en mi nombre ni en el de Barcelona”.
“Que quede claro: nosotros y nosotras no nos ofrecemos a colaborar cordialmente con Trump, sino con las redes de alcaldes, ciudades, mujeres, jueces, asociaciones, movimientos, artistas y profesionales de todo el mundo que se están organizando para resistirse a sus políticas. No queremos colaborar cordialmente con quien veta la entrada a personas según su nacionalidad o religión, cuestiona el cambio climático, amenaza derechos que ha costado vidas conquistar, menosprecia a las mujeres, se burla de la prensa y nos insulta a todos y todas con su arrogancia”, señaló Colau, quien acusó a Rajoy y a su gobierno de actuar “servilmente” y “sin la menor dignidad”.
Ante la ola de críticas, que también proliferaron en los medios de comunicación, el canciller español, Alfonso Dastis, explicó que desde su gobierno se desarrolla una “diplomacia tranquila y prudente pero firme”, al insistir en que también “apoya incondicionalmente a México”.
En declaraciones a Televisión Española, el ministro explicó que la voluntad del Gobierno y de Rajoy es “dar ese paso adelante, tirar del carro de la Unión Europea en estos momentos interesantes”, además de que “vamos a defender a México frente a cualquier política que ponga en riesgo la dignidad humana”.