Gayle McCormick, una mujer californiana de 73 años, prefirió divorciarse tras 22 años de matrimonio, a seguir viviendo con su esposo, al enterarse de que había votado a Trump.
Tres meses después de la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, las heridas internas que su triunfo ha provocado, comienzan a sentirse.
Una guardia de seguridad retirada, “demócrata tirada a socialista”, se quedó atónita cuando su marido mencionó por casualidad durante una comida con sus amigos, que planeaba votar a Trump. Una revelación que describió como un “factor decisivo”.
“Me dejó completamente deshecha que fuese capaz de votar a Trump” explicó McCormick. Hasta ese momento nunca se había planteado dejar a su marido a pesar de ser conservador y republicano, pero se sintió traicionada. “Sentí que había estado engañándome a mí misma” dijo. “Abrió una brecha entre nosotros a la que nunca me había enfrentado antes. Me di cuenta de lo lejos que había llegado aceptando en mi vida cosas que nunca hubiese aceptado de joven”.
A pesar de ser un caso extremo, la situación que ha vivido McCormick, no es tan extraña.
Según una encuesta realizada por Reuters a 6 mil 426 personas, entre el 27 de diciembre y el 18 de enero, las elecciones hicieron que las discusiones sobre política con amigos y familiares subieran de un 33 a un 39 por ciento. Un 13 por ciento confesó que incluso había llegado a romper su relación con un miembro de la familia a raíz de las elecciones.
A pesar de que los dramas de este tipo se estén repitiendo a lo largo y ancho de los Estados Unidos, hay que aclarar que no todos los hogares se han convertido en un campo de batalla. Según la misma encuesta que hemos citado antes, el 40 ñor ciento aseguraba no haber discutido con ningún familiar ni amigo a causa de las elecciones o temas raciales.