En la marcha dominical, cuidar que no se desborden las pasiones

Con toda la efervescencia que ha causado la marcha de protesta, convocada por un grupo de organizaciones de la sociedad civil, a unas horas de que se realice, sus principales líderes, han expresado fuertes contradicciones; se palpa la amenaza de que “la unidad nacional”, pudiera descarrilar, para generar serias confrontaciones entre las agrupaciones participantes, por la falta de acuerdos para marchar en una sola dirección, que sería la de expresar el repudio generalizado en contra de Donald Trump. Ya no  cabría manifestar  la inconformidad por la débil defensa que el Presidente Peña Nieto, tardíamente, ha salido a exigir. La sociedad civil, una vez más, ha rebasado al gobierno y a la diplomacia, cerrando filas para impedir la repatriación de nuestros paisanos, que con tanto esfuerzo y una lucha de varios años atrás, han logrado un empleo y una residencia temporal en el vecino país del norte.

Los dimes y diretes entre las principales cabezas de la marcha denominada “Vibra México”, podrían restarle importancia y fuerza política, a la caminata en la que se espera a miles y miles de personas, de todas las clases sociales, sin filiación partidista, a quienes anima una lucha civilizada, de expresión democrática, para que el mundo sepa que México está unido en la defensa de nuestros connacionales y en contra del arbitrario proceder del presidente Donald Trump. Por lo pronto, Laura Elena Herrejon Caballero del Movimiento Pro Vecino A.C, grita a voz en cuello que la maternidad de la marcha le corresponde a ella y que todas las demás organizaciones, participan por obra y gracia de su convocatoria; lo mismo afirma María Elena Morera, Presidenta de Causa en Común, A.C, quien se disputa abiertamente los objetivos de la marcha con su homóloga María Isabel Miranda de Wallace, de Alto al Secuestro , A.C., a tal grado que la idea de una sola marcha, se dividió para iniciar en puntos diferentes y concluir en la glorieta del Ángel de la Independencia, donde todavía no se define el número y nombres de los posibles oradores, quienes difícilmente permitirán la revisión del contenido de sus discursos. Por su parte Alejandro Martí de México SOS, difiere del punto de vista de las tres principales mujeres que lideran la marcha, porque para Martí, el Presidente Peña Nieto ha defendido cabalmente, los intereses de México y de los migrantes; por lo que su participación, estaría orientada, a respaldar con unidad nacional, el trabajo del Presidente Peña Nieto. Así las cosas, la expectativa obliga a los defensores de los migrantes, de México y de la expresión de unidad nacional, a seguir platicando a unas horas de la realización del evento, para suscribir los acuerdos que sean necesarios para lograr el efecto concebido originalmente.

En diversos estados de la república y en parte del extranjero, habrá réplicas de la marcha a realizarse en la capital del país y bueno sería, para bajarle los humos al presidente Donald Trump, que se lograra la suma de millones de personas expresándole su repudio; tal como ocurrió el pasado veinte de enero, con las distintas concentraciones de mujeres, que hicieron escuchar sus voces, para reclamar el respeto al género femenino y a la diversidad sexual, en un justo reclamo a las expresiones misóginas y autoritarias que durante toda su campaña expresó el candidato  republicano y  hoy presidente norteamericano. Y por si fuera poco, el presidente Donald Trump abrió un frente más en contra del poder judicial norteamericano, al impugnar la resolución del juez federal James Robart de Seattle, quien emitió un fallo que deja sin efecto el decreto para que los musulmanes de siete países Irán, Irak, Somalia, Siria, Libia, Sudán y Yemen fueran rechazados en las aduanas migratorias de Estados Unidos, al considerarlos sospechosos de actividades terroristas, por la aversión personal y racismo a ultranza, que manifiesta en todos sus actos el presidente Donald Trump. Los abogados del presidente norteamericano han impugnado el fallo y confían en que la Corte Suprema de Justicia habrá de revocarlo y dejarlo sin efecto. Con tantos frentes abiertos, pronto se perderá Donald Trump en un laberinto sin salida.

Los dirigentes de los partidos políticos, han resultado un cero a la izquierda en momentos como el que enfrenta México contra la gran potencia del norte; igual papel han asumido organizaciones religiosas y políticas, cruzándose de brazos en espera de lo que venga. Y las asociaciones civiles, que siempre le hacen fuchi al gobierno, tuvieron  el tino de organizar la marcha del próximo domingo; pero también tuvieron el desatino, al mostrar su verdadero rostro, de mezquindad política para llamar la atención y colgarse las medallas inmerecidas en el supuesto de que todo salga bien; pero previendo todo lo contrario, han preparado un escenario para culparse unos a otros del fracaso o la violencia que pudieran acabar con la marcha por la dignidad de los mexicanos y la unidad nacional. La autoestima de quienes asumen la paternidad de la marcha dominical y su capacidad de convocatoria, por lo nutrida que resultará, los ha convertido en istrionicos temporales, cuyo trastorno puede quedar en definitivo, sino ponen los pies sobre la tierra y comprenden, que los mexicanos son solidarios por naturaleza y que el asistir a una concentración como la marcha del domingo, también expresa el desencanto de la mayoría de los mexicanos con el gobierno que preside Enrique Peña Nieto, con los partidos políticos que cogobiernan  con el presidente; y que la mayoría de los asistentes, desconoce en persona, por nombre y apellido y por ocupación, a cualquiera de los más de veinte “líderes” involucrados en la organización de la marcha, pues siempre existe un interés oculto (económico o político) que de alguna manera reditúa a su favor.  En el año 2004 tuvo lugar la primera marcha de resonancia nacional, por la paz, con una asistencia de más de un millón de personas y en contra de la delincuencia y los organizadores, en su mayoría son los mismos que ahora se rasgan las vestiduras por México; Andrés Manuel López Obrador, presidente de MORENA y en aquel tiempo jefe del gobierno capitalino, los calificó de “prirrurris”; calificativo que a muchos de ellos les pareció un halago.