Estaba convocada oficialmente para anunciar la nominación de Alexander Acosta para la Secretaría de Trabajo, pero la rueda de prensa de ayer de Donald Trump iba sobre otra cosa.
Durante una hora y 17 minutos, el presidente de Estados Unidos se dedicó a lanzar monólogos para atacar a los medios de comunicación, a los que invitó con apenas una hora de antelación. Amenazó, mandó (“¡Tu, siéntate!”. “¡Espera! Sé quién eres; simplemente, espera”. “¡Cálmate, cálmate, cálmate!”), y prácticamente insultó a los periodistas que acudieron a la Casa Blanca.
Por supuesto, insistió en que todas aquellas noticias que no le convienen son “noticias falsas” y en que el New York Times está “fracasando”. ¿Las conexiones de su gabinete con Rusia? “Yo no sé nada, es todo mentira, fabricado”. ¿La dimisión de Michael Flynn? Porque informó mal a Pence, pero dijo que si no hubiera tenido aquella charla con el embajador ruso, “yo le habría pedido que la hiciera, porque era su trabajo”.
Un Trump crecido en su papel de azote de los medios progresistas, aseguró que “el público ya no les cree. La prensa está fuera de control; el nivel de deshonestidad está fuera de control”, y dedicó a los periodistas una regañiza por las filtraciones de inteligencia sobre las conexiones rusas del dimitido consejero Michael Flynn: “Es un proceso ilegal —las filtraciones—, y los medios deberían sentirse avergonzados”, aseguró.
REALIDAD PARALELA. Luego, aseguró que los periodistas eran meros invitados, porque él habla directamente al pueblo estadunidense, y se dedicó a vanagloriarse de sus primeras cuatro semanas en la presidencia: “Nunca ha habido una Presidencia que haya hecho tanto en un periodo tan corto de tiempo”, espetó a los asistentes.
“Para ser honesto, heredé un desastre, es un desastre, en casa y en el extranjero”, dijo el republicano, antes de negar que exista un estado de caos en la Casa Blanca —como por ejemplo, afirma en portada la revista Time en su nueva edición, publicada ayer—, y llegó a afirmar que su gabinete funciona como “una máquina perfectamente engrasada”.
Ello, pese a los múltiples ejemplos de descoordinación (cuando se aplicó el veto migratorio el ejecutivo tardó dos días en aclarar que los poseedores de visa sí podían entrar igualmente al país, por ejemplo) y a las infinitas polémicas (con Flynn, con su hija Ivanka, con la asesora Kellyanne Conway…).
COMENTARIO RACISTA. El clima de tensión fue permanente, pero uno de los momentos álgidos fue cuando la periodista April Ryan, que es negra, preguntó al presidente si se había reunido con el Caucus Negro del Congreso para tratar la problemática de las ciudades interiores de EU, a lo que Trump respondió: “¿Quieres organizar tú la reunión? ¿Son amigos tuyos?”. Esto, minutos después de afirmar: “Soy la persona menos racista del mundo”.





