José Murat Casab no necesita presentación, él se ha encargado toda su vida, sobre todo al envejecer, de presentarse solo. Ahora, en lo que quiere ser la última carcajada de la cumbancha, se ha promovido, y con éxito, para integrarse al Comité Ejecutivo Nacional del PRI, como secretario general de la CNOP. Esa Confederación Nacional de Organizaciones Populares fue creada por los constructores del PRI para agrupar a todos los que no eran obreros ni campesinos, ya aglutinados en las otras centrales, CTM y CNC. Esa posición ha sido ocupada por priistas, unos, destacados y otros, inadvertidos, pero nunca nadie como Murat Casab, que no es lo uno, destacado, ni lo otro, inadvertido. La intentona pasa por la ingenuidad, o desconocimiento, por decir lo menos, del dirigente nacional Enrique Ochoa Reza, que no tiene por qué saber, por ejemplo, que en noviembre de 2010 la Comisión de Honor y Justicia de su partido inició a Murat Casab un procedimiento de expulsión por respaldar en Oaxaca, de donde nunca ha sacado las manos, la coalición opositora que encabezó Gabino Cué, para ir contra el candidato priista, y en forma simultánea se inició otro proceso en el PRI estatal. Murat respondió como siempre: con insultos, calumnias, descalificaciones, bajezas y ruindades propias de su calaña, que no califico, de eso él se encarga. Inconforme, llevó el caso al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que por unanimidad confirmó el acuerdo de la Comisión de Justicia Partidaria del PRI que le había iniciado el procedimiento de expulsión, calificando sus reclamos de infundados e inoperantes. Este José Murat Casab, del que se recuerdan hechos bochornosos como gobernador, de bailarinas a excarcelación de secuestradores y financiamiento a la Coordinadora, es el mismo que ahora Ochoa Reza quiere hacer secretario del sector popular. Y de plano, o no sabe, o no entiende, o no quiere ganar. Allá ellos. (Fuente: Milenio, “En Privado”; Joaquín López-Dóriga, 22/FEB/2017).