Y para los que todavía pensaban que no podía ser tan malo que el fascista Donald Trump arribara a la Presidencia de los Estados Unidos, resulta que el desequilibrado mandatario quiere mandar a México a todos los inmigrantes que deporte, sean o no originarios de nuestro país.
Entre las nuevas medidas migratorias del gobierno de Trump, se incluye deportar a todo inmigrante ilegal al país del que provino y no a su país de origen. Y como podrá imaginarse, la única manera de entrar por tierra a Estados Unidos desde el sur es por México.
Y como el gobierno tenía que decir algo para hacer como que sí defiende la soberanía nacional, el canciller Luis Videgaray protestó y dijo que “México no tiene por qué aceptar disposiciones que de manera unilateral un gobierno quiere imponer a otro”, e incluso no descartó acudir ante la ONU para interponer una queja.
Como si a Trump eso le importara. Está visto que nos quiere ya no de patio trasero, sino de basurero.





