Adiós al maestro del neorrealismo griego

El cineasta griego Nikos Kúnduros, maestro del neorrealismo griego y precursor del estilo de realizadores como Thódoros Angelópoulos, falleció ayer a los 91 años en su domicilio de Atenas, anunció la prensa local.

Según su representante el cineasta que fue ícono del cine griego en los 60 y 70 se encontraba internado desde hace varias semanas en un hospital de la ciudad, por problemas de salud relacionado con las vías respiratorias.

Nacido en Atenas en 1926, hijo del abogado y político Iosif Kúnduros, estudió pintura y escultura en el Colegio de Bellas Artes de Atenas, donde se graduó en 1948.

Activista de izquierdas desde muy joven, escapó de la capital por un tiempo -a la isla de Makrónisos, cerca de la región de Ática- tras la Segunda Guerra Mundial para escapar a la persecución gubernamental a los grupos de esta tendencia.

Su primera película, La ciudad mágica (1954), hecha sin apenas formación como cineasta, fue proyectada en la Mostra de Venecia fuera de concurso y ya mostraba la tendencia comprometida de la filmografía de Kúnduros, pues el argumento contrapone la ética popular a la de los poderes económicos.

Dos años después, y con su filme El Ogro de Atenas, confirmó este estilo, haciendo una representación inédita de la clase baja de Grecia y de los excluidos, dotándoles de una dignidad poco habitual en las películas nacionales de entonces.

El reconocimiento internacional le llegaría en 1963 con el premio a la Mejor Dirección del Festival de Berlín de 1963 con Las Pequeñas Afroditas.