A José López Portillo, cuando dejó de ser el gran Tlatoani de los Pinos, comenzó a recibir el repudio popular, en México y en el extranjero; en los primeros días del gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, don Pepe se fue con su esposa Sasha, de compras a la frontera norte, del otro lado del puente de Donald Trump; y testigos presenciales, narraron y difundieron que a «ladridos» como si se tratara de una jauría, apenas descubrieron a la pareja López Portillo-Montenegro, y protegidos por el Estado mayor presidencial que resguarda a los ex presidentes de México, salieron a paso apresurado, pues el carácter violento de Sasha Montenegro, no se hizo esperar, para bañar a insultos a quienes les ladraban como perros, en alusión a López Portillo quien al finalizar su penúltimo informe presidencial vociferó ante el Honorable Congreso de la Unión, «que defendería al peso, como perro» y seguramente lo hizo, porque al siguiente año cuando entregó el poder a don Miguel, nos fue de la Madrid, con una devaluación galopante, la nacionalización de los bancos y la creación del Fobaproa para que muchos «vivillos» banqueros y funcionarios del gobierno, hicieran los grandes negocios y los banqueros además, recuperaran la propiedad de sus instituciones bancarias.
Y así por el estilo, han sufrido en carne propia, los que en otro tiempo fueron intocables, al amparo del poder público, sin tomar conciencia de que un ex presidente; igual que un ex gobernador; o ex alcalde; terminado su periodo de gobierno, debe hacer lo que la prudencia aconseja, desapareciendo de los escenarios políticos y eludiendo los reflectores, que solo son para quienes constituyen los relevos institucionales. Ni apariciones públicas; ni declaraciones a los medios de comunicación; y mucho menos provocaciones a los gobiernos de otros países, para complicar más el trabajo de la cancillería, hoy a cargo de Luis Videgaray Caso, quien tiene demasiado quehacer ante los ex abruptos y absurdas determinaciones del presidente norteamericano Donald Trump, quien el día de ayer ordenó a sus huestes una cacería sin tregua contra los migrantes y su repatriación inmediata a México, sin importar la nacionalidad o el origen de los repatriados.
Llama la atención que los dos ex presidentes panistas, Vicente Fox Quezada y Felipe de Jesus Calderón Hinojosa, no han parado de hablar, utilizando cualquier pretexto y aconsejando al presidente Enrique Peña Nieto «cómo gobernar al país»; cuando todo mundo se queja del malestar económico y social, del crecimiento de la delincuencia y el empoderamiento de los carteles de la droga, (sin considerar los dos ex presidentes panistas) que el origen de esos grandes males, que se resumen en Inseguridad, Corrupción e Impunidad, tuvieron su etapa de incubamiento, crecimiento y desarrollo durante los doce años de gobiernos panistas, con altos índices de corrupción y fortunas mal habidas en los más altos niveles de la función pública. El pueblo se pregunta ¿porqué lo que hoy aconsejan, no lo hicieron en su momento? y la respuesta es que entre las lisonjas y borrachera del poder, ambos ex mandatarios, desempeñaron el honroso cargo de presidente de la república, con frivolidad y sin pensar que la historia registra las buenas y las malas acciones; y que nadie se escapa del escarnio de la gente y del descrédito que los acompañará para siempre. Desde el día que pisaron los Pinos, el mareo de Vicente y Felipe de Jesus, parece que no ha terminado y aunque cada uno de ellos por seis años estuvo en el pináculo de la gloria política, sus desatinos siguen dando cuenta de ambos personajes.
Y como Felipe de Jesus Calderón Hinojosa, disfruta ahora de una generosa pensión que se otorga a los ex presidentes y a sus viudas, y con los negocios que pudo hacer al amparo del poder político, tiene los recursos económicos suficientes para pretender «como el ave fénix», resurgir de las cenizas y llegar nuevamente al firmamento, ahora a través de su esposa Margarita Zavala de Calderón, quien pretende y busca afanosamente ser candidata del PAN a la presidencia de la república; después del desastroso papel que desempeñó su esposo. Intentó viajar a Cuba, en vuelo comercial, para asistir a un homenaje luctuoso de Oswaldo Payá, quien fuera líder opositor del régimen castrista y de quien el ex presidente de México se dijo amigo y admirador de la lucha libertaria y democrática del finado. No se le permitió a Felipe de Jesus, ni abordar el avión en la terminal dos del aeropuerto de la ciudad de México; argumentando la tripulación y el personal de seguridad que revisa el pase de abordar, que recibieron la petición del Departamento de Inmigración de Relaciones Exteriores de Cuba, para no permitir la llegada de Calderón a la isla del Caribe, por tratarse de una persona «non grata» y por consiguiente después del reclamo de Calderón, jaló reflectores en medios nacionales e internacionales, para proclamarse «víctima y perseguido político» del gobierno que preside Raúl Castro, hermano del recientemente fallecido Fidel Castro Ruz.
Al Comandante Fidel Castro, quiérase o no, hay que reconocer la valentía conque enfrentó las presiones de varios ex presidentes de los Estados Unidos de Norteamérica, peleando como un David contra Goliat, demandando siempre respeto a la dignidad del pueblo cubano y sufriendo la segregación para Cuba durante la Guerra Fría, por el país más poderoso del mundo, al que ahora el presidente peña Nieto debe enfrentar con honor y valentía, en defensa de los migrantes mexicanos y de los intereses económicos de nuestro país. El Comandante Castro cuando acudió a la ciudad de Monterrey Nuevo León, a la celebración de la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo; por no ser amigo del ex presidente George Bush, el representante de los Estados Unidos, hizo hasta lo imposible para evitar la presencia de Fidel Castro y sobre todo, la posibilidad de una intervención oratoria que descalificaría la política intervencionista norteamericana; y Vicente Fox Quezada, en ese entonces, queriéndose congraciar con Estados Unidos, solicitó telefónicamente al Comandante Fidel Castro, que si no podía evitar venir a México, que solo asistiera a la comida de los jefes de estado y concretamente le espetó: «Comes y te Vas», lo que muestra el carácter veleidoso de los dos ex presidentes panistas, imprudentes, prepotentes y ambiciosos de poder, ahora que ya no pueden volver a ser presidentes, por así prohibirlo la Constitución Política de la República; de ahí que Calderón se empeñe en su reelección, a través de su esposa, doña Margarita Zavala de
Calderón. A Vicente Fox, no le dio para más, en su intentona de dejar heredada la silla presidencial, a su esposa Marta Sahagún, quien también anheló sentarse en la silla presidencial y seguir mandando por otros seis años, tal como lo hizo al lado de don Vicente Fox Quezada.





