Había mucha expectación en torno al primer discurso ante el Congreso de Estados Unidos del presidente Donald Trump, especialmente desde que circuló en los portales como CNN o The New York Times, la noticia de que el mandatario republicano había sugerido por la mañana a periodistas que estaba dispuesto a legalizar a millones de indocumentados, y dejar que sus uniformados se centren en la cacería y deportación de “inmigrantes criminales”.
Efectivamente, el presidente Trump declaró, por primera vez, que cree posible lograr “una reforma migratoria real y positiva”, pero, a renglón seguido matizó que el nuevo sistema debe estar basado en méritos, lo que, en principio, dejaría fuera a millones de trabajadores y salvaría —aunque no los nombró— a muchos de los 750 mil dreamers con alta cualificación.
“Si pasamos del actual sistema de inmigración de personas con baja capacitación, y adoptamos un sistema basado en mérito, tendremos muchos beneficios”, expresó y explicó que “naciones como Canadá y Australia tienen un sistema de inmigración basado en el mérito. Es un principio básico que aquellos que buscan entrar en un país deben ser capaces de mantenerse a sí mismos financieramente”, subrayó, por lo que pidió a republicanos y demócratas “trabajar juntos para lograr una reforma que ha eludido nuestro país durante décadas”.
Oficina antiinmigrante. En su ya conocida estrategia de criminalizar a los inmigrantes, Trump pidió al Departamento de Seguridad Nacional “la creación de una oficina para ayudar a las víctimas estadunidenses” de crímenes cometidos por inmigrantes y aprovechó para atacar una vez más a la prensa. “Le estaremos dando voz a quienes han sido ignorado por los medios y silenciados por intereses especiales”.
Trump, que convirtió su discurso presidencial ante el Congreso en un mitin, con los republicanos aplaudiendo a rabiar, mientras los demócratas asistían al espectáculo con gestos serios, no dejó escapar de nuevo la ocasión de anunciar la “pronta” construcción de “un gran, gran muro”, aunque, en esta ocasión, se guardó de decir que lo iban a pagar los mexicanos.





