Un político que cuida pulcramente su imagen y que no abandona el estudio, a pesar de las múltiples responsabilidades que ha tenido, es el licenciado en derecho Miguel Ángel Mancera Espinosa, quien iguala en edad al presidente Enrique Peña Nieto, por haber nacido el 16 de enero de 1966 en la capital del país; sus estudios fueron en escuelas públicas y su educación superior en la UNAM, para de ahí iniciar una carrera política que en pocos años le ha generado tantos frutos, que si llegara a vencer las resistencias a su persona, desde el interior del PRD, podría ser el próximo presidente de la república. Después de ocupar el cargo de Procurador General de Justicia del Distrito Federal, el licenciado Mancera, fue abanderado por el PRD y aliados de la izquierda, para contender por la jefatura de gobierno de la Ciudad de México; habiendo derrotado a la tlaxcalteca Beatriz Paredes Rangel, quien fue candidata de la alianza PRI-PVEM, no obstante la experiencia de doña Beti, quien además de Diputada Federal y Senadora, fue Gobernadora de Tlaxcala y Secretaria de Asuntos Agrarios del gabinete federal; de la misma manera Mancera derrotó a Isabel Miranda de Wallace como candidata del PAN y a Rosario Guerra, quien participó en la contienda como candidata del PANAL.
En la elección para Jefe de Gobierno, Mancera obtuvo más del sesenta por ciento de los votos de los capitalinos, por lo que su triunfo fue inobjetable. De su actuación como Procurador de Justicia, se puede decir que resultó con calificación aprobatoria, puesto que, puso orden en las Agencias del Ministerio Público en todas las instancias del gobierno de la Ciudad de México; a la vez que depuró el cuerpo de Agentes Ministeriales de la Dirección de Averiguaciones Previas, obligando a todo el personal a practicarse periódicamente, el examen de control y confianza y el antidoping, para estar seguro de que su personal fuera ajeno al consumo de drogas y al tráfico de anfetaminas, desmantelando con ese trabajo, varias bandas de traficantes y narcomenudistas. Por esa razón, cuando Mancera es postulado para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, gozaba un amplio crédito profesional y durante el periodo que desempeñó como Procurador, caminó la ciudad con una mínima y discreta escolta, sin incidente alguno que lamentar. Una elección se gana seis meses antes de la jornada electoral; y se prepara con un año de anticipación; por lo tanto, desde un principio apareció Miguel Ángel Mancera, como ganador de la Jefatura de Gobierno, en donde a la fecha continúa desempeñando sus servicios, sin que haya cambiado su forma de hacer política, muy cerca de la gente y sin discriminación social.
Mancera, fue candidato externo del PRD, pues el ha preferido conservar su imagen de ciudadano, sin ataduras a ningún partido político, ni siquiera al que lo abanderó para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México (PRD) y hoy que trascienden las aspiraciones presidenciales de Miguel Ángel Mancera, los perredistas de la cúpula, le condicionan que se afilie a su partido, o de lo contrario no le darán oportunidad de contender internamente para ser el abanderado del partido del sol azteca. Miguel Ángel Barbosa, Senador y Coordinador de los Senadores del PRD, fue uno de los primeros en objetar las aspiraciones de Mancera, sino se afilia a su partido; y la propia dirigente nacional Alejandra Barrales, también ha expresado que para ser candidato del PRD, necesita su afiliación y su correspondiente credencial de militante y afiliado. Ahora Barbosa, se ha pronunciado en favor de quien se perfila como candidato presidencial por MORENA; y ha manifestado abiertamente que su voto y el de sus seguidores, sin duda, serán en favor de MORENA, es decir de su candidato AMLO.
Barbosa terminando de hacer su declaración pública de apoyo a AMLO, ha recibido una andanada de críticas y reclamos de la dirigencia nacional del PRD, con todas sus corrientes que subsisten al interior del partido, con la misma exigencia de que si quiere continuar como Coordinador de los Senadores del PRD, tendrá que retractarse de su respaldo a Andrés Manuel; o de lo contrario, Barbosa será removido de la Coordinación, por la que obtiene compensación adicional y otras prebendas, que lo han transformado ya en un potentado que firma con la mano derecha lo que recibe con la mano izquierda. La complejidad de los grupos políticos y de los partidos que conforman el ala izquierda de México, resulta con bastante dificultad para amalgamarse en una sola fuerza política y obtener por primera vez, la silla presidencial para uno de los suyos. Por consiguiente, el oportunismo de muchos perredistas simpatizantes de AMLO, disminuye las posibilidades de Miguel Ángel Mancera, para obtener la candidatura presidencial y representar a la izquierda mexicana en 2018.
Otros factores en contra de Mancera, pueden considerarse las renuncias que exige el Jefe de Gobierno, a todo aquel colaborador que exprese alguna simpatía por AMLO, como sucedió con el caso de Miguel Torruco Marqués, quien siendo Secretario de Turismo en la Ciudad de México, por expresar sus simpatías por AMLO, argumentando «que el tabasqueño tiene el mejor proyecto para la nación» y con un manotazo en el escritorio, para que vean quién manda, Mancera mandó a Torruco a la precampaña de AMLO. Lo mismo acaba de suceder con la perredista Leticia Quezada, quien fuera Delegada de la Magdalena Contreras; Subsecretaria de Coordinación Metropolitana y Enlace Gubernamental, de la Secretaría de Gobierno capitalino, quien ahora se prepara para subirse al carro de Andrés Manuel, con destino al 2018. Nada es extraño, que suceda en los partidos políticos, de izquierda, de derecha o de centro, pues ya estamos acostumbrados a ver en el escenario político, a los llamados «chapulines» que saltan de un partido a otro. Alejandra Barrales, tendrá que hacer lo que su inteligencia le mande, para mantener cuando menos la militancia con que recibió la presidencia de su partido, evitando la desbandada que podría acabar con el PRD, por la ambición de muchos de sus dirigentes y militantes.
No le falta razón al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, cuando respondiendo a las exigencias de la Barrales, dijo que él es un hombre de palabra y que la prueba está en el gran número de colaboradores perredistas, que fueron incorporados a la nómina del gobierno de la Ciudad de México. Y agrega Mancera que si lo aceptan como un candidato externo; es decir, como un candidato ciudadano, está dispuesto a hacer hasta lo imposible, con tal de ganar la próxima elección presidencial, que solo podrá lograrse, con la concurrencia de todas las fuerza de izquierda, sin importar las siglas.