La cuarta ronda de negociaciones de paz para Siria arrojó, por vez primera, algo de luz en el oscuro conflicto armado en el país, a punto de cumplir seis años, en los que ha arrastrado ya 400 mil vidas, según la ONU.
Tras nueve días de conversaciones indirectas en Ginebra, Suiza, el régimen sirio y los rebeldes pactaron una “agenda clara” a enfrentar, con cuatro puntos principales, en la próxima ronda, prevista para mediados de este mes en Astaná, Kazajistán.
Pese a las dificultades que ha arrastrado el proceso de paz, el optimismo parece crecer; por ejemplo, el delegado de la opositora Comisión Suprema de las Negocaiaciones (CSN), Naser Hariri, aseguró que el diálogo fue “más positivo que en anteriores ocasiones”.
Sin embargo, el enviado especial de la ONU, Staffan De Mistura, sí confirmó el contenido de la agenda. Por un lado, las partes se comprometieron a recoger en la hoja de ruta los tres elementos definidos en la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU.
Estos son la creación de un gobierno creíble, inclusivo y no sectario en un plazo de seis meses, y un calendario y proceso para la elaboración, también en seis meses, de una nueva Constitución. También establece la celebración de unas elecciones libres y justas supervisadas por Naciones Unidas y en un plazo de 18 meses.
Pero, además, a última hora se logró introducir la petición de Damasco de hablar de lucha antiterrorista –principalmente, contra para enfrentar al Estado Islámico, “la gobernanza de seguridad y medidas de creación de confianza a medio plazo”, algo a lo que la oposición se resistía.
Además, De Mistura también se mostró optimista respecto a que el diálogo en Astaná contemple tratar un posible intercambio de presos y de secuestrados entre gobierno y oposición, respectivamente.
Los logros de la ronda celebrada en Ginera, pero, deben ponerse en cuarentena por la permanente división en la oposición. Esta vez, eso sí, el CSN logró aglutinar en su mesa a la mitad de las facciones armadas rebeldes, pero continúa sin incluir grupos rebeldes más moderados que tienen más respaldo por parte del régimen y de sus aliados de Moscú.





