Muy cuesta arriba tendrán sus campañas los candidatos a alcaldes de la alianza PAN-PRD, pues los despidos masivos de burócratas incidirán en el sentido del voto de los ciudadanos.
Y es que por cada empleado corrido, habrá no sólo un sufragio menos para los abanderados de la coalición azul-amarilla. Y es que hay que añadirle el descontento de los padres, los hijos, los hermanos, los sobrinos, los tíos, los primos, los abuelos y los amigos de cada persona cesada.
Lo peor es que la mayoría fueron despedidos de fea manera; fueron humillados, como en la Sedarpa, en donde el insensible y déspota titular de esa secretaría, Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, a principios de diciembre del año pasado, colocó a los trabajadores de confianza en una fila y a los sindicalizados, en otra.
Lo más canijo es que ese día había un frío de los mil demonios y un pertinaz chipi-chipi. Luego de tenerlos separados como en un campo de concentración Nazi, Guzmán Avilés dio la instrucción de que los que no tenían base se fueran pero ya a la vil calle.
En varias dependencias, los que no fueron despedidos viven un verdadero calvario. Los tratan como cómplices de Javier Duarte, les cambiaron sus horarios, los someten a extenuantes jornadas laborales y con frecuencia sufren terrorismo psicológico.
Otros que también están sufriendo un infierno son los empleados de la Sedecop, pues los altos funcionarios ya les anunciaron a sus subalternos que van a trasladar esa dependencia a la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.
Y de manera grosera y altanera, los jefes ya les dijeron a los empleados que quien no se vaya a la zona porteña, pues de inmediato causará baja. “Nadie los está corriendo; si no se quieren ir, pues perderán sus trabajos”, les dicen estos sujetos sin el menor asomo de tacto o sensibilidad. Hay personas que ganan apenas 8 o 6 mil pesos mensuales, por lo que no les conviene mudarse de oficina y de ciudad. Son modestos trabajadores, muchas madres jefas de familia que son el único sostén económico de sus hijos.
De igual forma, hay el rumor de que también se quieren llevar a Veracruz o a Boca del Río la Secretaría de Turismo.
Pero esa es la parte descarnada del yunismo. Lo irónico es que varios de estos burócratas despedidos votaron a favor de Yunes Linares.
Y aparte de los despidos, está la incesante violencia e inseguridad que repercutirán en un inminente voto de castigo para la alianza PAN-PRD.
¿En verdad cree el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares que los prospectos a presidentes municipales de su partido van a triunfar en las urnas? Que ni lo sueñe. Salvo el Puerto de Veracruz, Boca del Río, Tantoyuca, Pánuco, y uno que otro municipio importante, Acción Nacional la va a tener muuuuy difícil. A menos que cometan fraude. Y no duden ni tantito que van a intentar los chanchullos. Van a ser Los ladrones de elecciones, parte II.





