Porque no estamos en tiempos de despilfarros, el elevado tope de gastos de campaña para los próximos comicios de gobernador en el Estado de México, fijado en 285.5 millones de pesos, parece fuera de tono, ya que representará 85 por ciento de lo que se estableció para la elección presidencial de 2012, que fue de 336 millones de pesos.
Al comparar los padrones electorales entre ambos comicios, la desproporción se acentúa, porque en el caso mexiquense es de tan sólo 11.1 millones de votantes, contra el nacional de 2012, que era de 84.4 millones.
Comparado con la última elección de gobernador en esa entidad, el incremento en los topes aumentó casi 30 por ciento, al pasar de 203 millones de pesos que se aprobaron en 2011, a los 285.5 en la actual, con lo cual se ubica como el más alto en todo el país.
El factor que ha disparado este excesivo gasto en el estado de México –que, de erogarlo en su totalidad los cuatro candidatos sumarían mil 142 millones de pesos– tiene su origen en el decreto 178 expedido por la Legislatura local, por el que se reformaron diversos ordenamientos para la desindexación del salario mínimo en esa entidad.