Por fin llegó el día en que el gobierno federal presente, en un acto encabezado este lunes por el presidente Enrique Peña Nieto, la versión definitiva del nuevo modelo educativo que se aplicará a más de 30 millones de alumnos de prescolar, primaria, secundaria y bachillerato, y con el que, se afirma, impulsará la reorganización del sistema de enseñanza nacional para las próximas décadas.
Sin embargo, no echemos las campanas a vuelo, pues especialistas descartaron que la Secretaría de Educación Pública (SEP) aplique cambios de fondo al planteamiento que entrará en vigor en el ciclo escolar 2018-2019, luego de someterlo a una revisión.
Podrán hacer modificaciones cosméticas, pero no de fondo. La propuesta es la misma: pasar de la formación de ciudadanos a la de recursos humanos, donde el alumno es un producto para el mercado laboral, afirmaron en entrevista con La Jornada Marcelino Guerra, experto en el sistema educativo y profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), y Juan Manuel Rendón, ex rector de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM).
Vivimos una profunda reconfiguración del sistema educativo, pero también del trabajo docente y del quehacer en las escuelas.
Nunca como ahora, explicaron, la escuela enfrenta la atomización del trabajo pedagógico, la asfixia burocrática y la fragmentación que en los hechos impide el desarrollo de la imaginación pedagógica.





