Falta de empleo en serranía veracruzana fomenta la tala de árboles, señala CIMA

Debido a la falta de oportunidades laborales que existe en la zona serrana, cientos de familias asentadas en las Faldas del pico de Orizaba y la Sierra de Zongolica, subsisten a través de la tala de árboles y el comercio de productos artesanales que fabrican con ella, aunque no se tiene un censo real del número de familias que se dedican a estas actividades, se sabe que son varias las comunidades de la zona que adoptan este modus vivendi.

Las comunidades donde se presenta esta situación pertenecen a los municipios de Camerino Z Mendoza, Soledad Atzompa, Nogales y Atlahuilco; en el caso de los municipios de La Perla y Mariano Escobedo solo se comercializa el recurso, no se trabaja ni se transforma, esto de acuerdo con el Presidente del Consejo Intermunicipal de Ambientalistas ( CIMA) biólogo Graciano Illescaz Téllez.

En el municipio de Camerino Z Mendoza, habitantes de las comunidades de La Cuesta y Necoxtla hasta antes del 2014 participaron en campañas de empleo temporal consistentes en reforestación de extensiones de bosques, con lo cual la tala de árboles se vio recuperada, pero desde entonces el programa desapareció para éste municipio.

En el caso del municipio de Atlahuilco, de acuerdo con el alcalde Pedro Colohua Tlaxcala, más del 90 por ciento de la población depender de la venta de la madera, la elaboración de artesanías y confección de muebles y el 10 por ciento restantes se dedica a la elaboración y comercio de productos hechos de barro.

En el municipio de Soledad Atzompa son cinco comunidades las que se dedican a esta actividad, así como cuatro comunidades de Nogales y tres de Atlahuilco, lo que deja al descubierto que el Gobierno no ha logrado generar alternativas amigables para emplear, generar proyectos productivos por lo que el corte de madera en la zona se sigue dando, desconociéndose cuantas hectáreas de bosques de pierden de manera anual tanto en la región de Zongolica como de las faldas del Volcán.

Por su parte algunos ex agentes municipales donde se realizan estas prácticas, señalan que el Gobierno no logra concretar proyectos productivos que lleguen para quedarse; tampoco fomento al empleo y por ello las comunidades viven de lo que tienen al alcance, cortan y transforman la madera para subsistir, pero generan un daño al medio ambiente.