El chapulín o las segundas oportunidades

Mucho se habla en épocas electorales de los famosos “chapulines”, es decir, de los políticos que cambian de partido al no ser elegidos por sus dirigentes como candidatos a algún puesto de elección popular. Sin embargo, no todos los casos son iguales y a veces los árboles no nos dejan ver el bosque.
No son pocos los casos en que los aspirantes a regidurías, alcaldías, diputaciones, senadurías, por más que hayan hecho un aceptable trabajo partidista, a la hora de ver las famosas listas simplemente no aparecen en ellas, y en su lugar están los nombres del amigo o pariente de los líderes partidistas.
Pero, ¿qué pasa si un aspirante a un cargo de elección popular se registró en su partido y al final “lo batearon”? Pues tendrá una de dos sopas: esperar otra oportunidad o intentarlo en otro instituto político, sin infringir la ley.
Lo anterior, de acuerdo con el abogado Fernando Morales Cruz, especialista en Derecho Electoral, quien asegura que un aspirante que participó en el proceso interno del partido que milita y no logró la candidatura para las elecciones municipales del 4 de junio, no estaría limitado a buscarla por otro instituto político.
Y es que, según él, existen antecedentes en el proceso electoral pasado, en el que se renovó al gobernador y a los diputados locales, en los que se da cuenta que aquellos aspirantes que no lograron exitosamente una candidatura por un partido político, o por la vía independiente, pudieron constitucionalmente concretar su aspiración por la vía de otro partido político.
Y el especialista nos da nombres y apellidos: “Me refiero a los aspirantes a candidatos independientes que no concretaron su aspiración por esa vía y que posteriormente válidamente concretaron su aspiración por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), tal es el caso de, Ulises Ramón Chama Contreras y Gerardo Buganza Salmerón”, recordó.
Además, puso como ejemplo el caso de Tomás López Landero, quien se registró como precandidato a Diputado Local por el Principio de Mayoría Relativa del Partido Revolucionario Institucional (PRI); sin embargo, al no verse favorecido con dicha candidatura, decidió válidamente registrarse por el Verde. Y no hubo problemas pues la acción es completamente legal. En este punto es conveniente puntualizar que ningún aspirante pueda registrarse en dos procesos distintos al mismo tiempo.
Así es que eso de “chapulinear” no siempre es o debe ser sinónimo de “traición” al partido de que se trate, sino un recurso para buscar segundas oportunidades, reconocimiento en otras instancias partidistas y, como bien establece el abogado Fernando Morales, “toda aspiración política conducida dentro del marco de la ley es legítima, y si ésta es viable o no, será la ciudadanía quien decida a través del voto”. Tan claro como eso.