Siendo buena la detención de Javier Duarte, al Gobierno Federal se le complicó ya el asunto.
Si había la creencia generalizada de que no lo quiso detener de inmediato, ahora hay la suposición casi hasta el convencimiento de que lo está protegiendo.
¿Qué la sola detención ayudará a mejorar la imagen de Peña Nieto y al PRI a ganar las elecciones al menos en el Estado de México? No. No se ve cómo.
Si Duarte era una pieza de caza mayor, su captura no ha dejado satisfecho a nadie. Los mexicanos quieren, exigen más.
Demandan que se detenga a su esposa Karime Macías Tubilla, pero también a toda su red delictiva, incluyendo a todos sus familiares e incluso a los diputados federales ahora con fuero.
Ahora ya no son sólo los veracruzanos y el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares los que reclaman, sino que la protesta escaló a nivel nacional.
Un vistaso a la prensa de la Ciudad de México de ayer muestra cómo, con muy pocas excepciones, articulistas, editorialistas, columnistas, comentaristas y caricaturistas no creyeron el cuento de que se le detuvo con base en trabajo de inteligencia.
Por el contrario, al gobierno le llovió por la sospecha hasta la creencia de que lo estuvo protegiendo en su huida y que sólo lo apresó cuando le convino por la proximidad de las elecciones.
Esto es, que lo quiere utilizar para tratar de influir en el ánimo de los electores haciéndoles creer que de veras se combate la impunidad.
Y de paso tratar de quitarle al PRI el estigma de que es la encarnación misma de la corrupción, lo que será bandera de la oposición en las campañas.
No es que no se esté contento con nada porque se reclamaba su detención y ahora que ha ocurrido tampoco casi nadie quedó contento. Lo que pasa es que hay muchas piezas que no encajan en todo el entramado de la detención.
Por ejemplo, si a cualquier mexicano como usted y yo nos agarran en cualquier aeropuerto del país con la cantidad de dinero sin declarar que llevaba el concuño de Duarte, José Armando Rodríguez Ayache (11 mil euros, 15 mil pesos y 1,400 dólares en efectivo), no nos multan como supuestamente hicieron con él (nadie ha exhibido la boleta fiscal respectiva) sino que nos detienen y nos exigen que demostremos su origen.
Que dizque lo multaron y lo dejaron ir con todo el dinero para seguirle la pista de tal forma que los llevara hasta donde estaba Duarte. ¿Pues no que ya lo tenían ubicado con base en trabajo de inteligencia?
Pero la mayor sospecha, que origina muchas dudas, incluso incredulidad, es porqué no tocaron a su mujer, porqué la han dejado completamente libre.
¿Por qué el gobierno guatemalteco, la Interpol o la policía mexicana cuidaron mucho no difundir una sola foto de Karime entrando o saliendo del hotel donde ocurrió la detención? ¿Por petición del gobierno mexicano de que la cuidaran?
Ayer me llamó la atención una foto casi desconocida que publicó en su columna (casi nunca lo hace) “El Asalto a la Razón” el Director Editorial de Milenio, Carlos Marín, donde se ven, el sábado, Duarte y Karime muy quitados de la pena en el comedor del hotel Riviera de Atitlán, en Panajachel, Guatemala.
Héctor de Mauleón, en su columna “En Tercera Persona” de El Universal comentó la escena. Dijo que él vestía la ropa con la que apareció al momento de su aprehensión, y que Karime lucía un chaleco verde, una blusa blanca y unos jeans, aunque en la foto a mi parece que la blusa era azul claro.
¿Qué les daba tanta tranquilidad?
En “Prosa aprisa” de ayer comenté que de acuerdo a todas las fotos que existen de su aprehensión, en ninguna refleja la imagen de que se tratara de un fugitivo.
Contrasté la detención del dictador Sadam Husein, incluso la del Chapo Guzmán, con la de Duarte, algo que comprobé ayer que no sólo a mi me llamó la atención.
Salvador Camarena escribió en su columna “La Feria” en El Financiero: “A Duarte no se le encontró –ni remotamente– como en su momento a Saddam Hussein: todo un menesteroso en la huida. Iba, todo mundo lo vio, vestido de manera casual, con ropas y el saludable aspecto de quien vacaciona.
Y, ya se sabe, lejos de ser localizado en una cueva, o tras haberse revolcado en el drenaje como le pasó a El Chapo, Javier Duarte cayó… en un spa”.
Pero también el diario El Universal advirtió la despreocupación de Duarte, tanto que publicó una nota en su portal poco después de las dos de la tarde firmada por la reportera Astrid Sánchez.
“No se le nota temeroso. Ni siquiera apenado. Es una sonrisa la que enmarca el rostro del hombre que acaba de ser detenido en un hotel de Guatemala”.
La sonrisa la conservaba cuando curiosos se acercaron a verlo en la patrulla en la que se lo llevaron, se apuntó.
“Su gesto es relajado, de su cara nunca se borra la sonrisa”, se dice. “En todas las imágenes no se le nota rastro de culpa, a pesar de ser señalado como probable responsable de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita”.
¿A cuántos tiene agarrados que no siente ni se muestra temeroso? ¿Es que piensa que van a ser benevolentes con él? ¿Le dieron la seguridad que no van a molestar a su esposa ni a sus familiares? ¿Qué acordaron, qué pactaron con él para que se entregara luego de permitirle ver y convivir con sus hijos el fin de semana?
Ricardo Raphael, periodista, escritor, conductor de programas de televisión, académico miembro del prestigioso CIDE, comentó también en El Universal que “hay algo en la historia oficial que nos cuentan” sobre la detención que “nada más no cuadra”.
Da una serie de argumentos para sostener que todo pudo haber sido parte de un arreglo negociado para la entrega de Duarte.
Su hipótesis alternativa más coherente para él, es que Duarte decidió entregarse porque constató que en sus condiciones sería imposible seguir huyendo y asumió que el cerco sobre él y su mujer no tardaría en cerrarse.
“Un deseo pidió entonces el condenado. Pasar la semana de asueto con sus hijos, en libertad y por última vez. También convino que en la charada de su detención Karime Macías, su mujer, no atravesaría por la vergüenza de una imagen humillante. Quizá por ello solo Javier Duarte fue capturado en vivo y en directo por la Interpol y la Policía Nacional Civil de Guatemala”.
Dijo algo que comparto plenamente: “Cuando las historias no cuadran los periodistas, como cualquiera otro ser humano, nos podemos permitir la especulación. En este caso caben dos hipótesis: o bien además de corrupto Duarte es un imbécil, o el ex gobernador negoció con el gobierno mexicano un último deseo antes de entregarse”.
Y concluye con una pregunta que creo que casi todos nos hacemos: “¿qué más ofreció el ex gobernador a la PGR?”.
PRD y PAN sospechan acuerdo y piden detengan a Karime
También ayer, tanto el PAN como el PRD externaron su sospecha de que hay “algún tipo de acuerdo”, según dijo Marko Cortés, coordinador de los diputados del PAN.
Para él, ese acuerdo sería que su familia no pise la cárcel o que no le quiten sus bienes.
Por su parte, Beatriz Mojica, secretaria general del PRD, urgió al Gobierno Federal a que detengan a Karime.
La dirigente del sol azteca reprochó que no se investigue al círculo íntimo de Duarte y consideró que la captura del exgobernador se perfila como un acuerdo de impunidad entre el presidente Peña Nieto y el exmandatario estatal.
“Vemos dos razones para que la PGR no hiciera la petición de detención de Karime Macías: uno, la detención fue pactada y tiene un sesgo político y, dos, no están investigando al círculo íntimo de Javier Duarte”.
Sólo Andrés Manuel López Obrador, de Morena, lo defiende y dice que Duarte es un “chivo expiatorio”.
O el Gobierno Federal completa la tarea, esto es, detiene a Karime y a toda la red delictiva de Duarte, incluyendo a los que ahora tienen fuero, o sufrirá una verdadera debacle el próximo 4 de junio, lo mismo en el Estado de México que en Nayarit, Coahuila y Veracruz.