“Es uno de los hombres más buscados en México, se podría decir más que ‘El Chapo’”, comentan en los pasillos los periodistas guatemaltecos sobre Javier Duarte de Ochoa. “Es un pez muy gordo, ‘pero gordo’”, dicen otros en tono de burla por el físico del que fuera gobernador de Veracruz.
El Quinto Tribunal es un lugar pequeño. En su recepción solo caben dos sillas para atender a las personas que piden informes o a los abogados que solicitan los horarios de los “debates”, como se les conoce a los juicios aquí.
Son miles de personas las que pasan por un pasillo que da acceso a unas escaleras. Es el piso 11 de una llamada “Torre de Tribunales”, es donde se concentra de todo. Desde una sentencia por robo hasta un caso atroz que por sus dimensiones uno no puede ni siquiera pensar, pero se dan.
No hay muchas restricciones. No hay policías que estén custodiando los Tribunales. Contrario a México, quien pide informes sobre un caso es atendido con amabilidad y cordialidad. En este lugar llegan los indiciados y los que tienen libertad condicional, firman un libro para dar fe que aún siguen en Guatemala.
La actividad comienza a las 8 de la mañana. Son filas inmensas de personas que desean entrar a esta Torre. Hay cuatro elevadores que nos se dan abasto para subir y bajar. Solo basta con acreditarse como prensa y se puede tener acceso a todo el edificio.
En este lugar se camina con libertad. Al grado que se puede observar el lugar al que llegará Javier Duarte en su primera audiencia. Es un lugar enrejado. Con policías y en donde se le leerán sus derechos. Todos llegan esposados de las manos. El exgobernador de Veracruz, dicen, “tendrá que esperar como todos para ser llevado a su audiencia”.
“Estará rodeado de criminales”, dice un guardia. Como si Duarte de Ochoa no fuera un criminal. Uno que fue buscado por más de seis meses y que fue capturado en Guatemala tras seguirle la pista a sus hijos.
El Caso Duarte es para los mexicanos un caso mediático por la dimensión de lo robado. Millones de pesos. Pero en Guatemala, los temas de corrupción en sus Gobiernos no les son ajenos. Ellos también saben de este tema al grado que hasta uno de sus exPresidentes fue recluido en prisión por malversación de fondos públicos.
Dicen quienes lograron verlo en el momento de su ingreso al Penal de Matamoros que tiene “una voz chillona”. Y sí, en efecto. Por esa característica se le ubica a Javier Duarte, por el tiple agudo de su voz. No se puede decir que no era él. Dicen también que su risa era nerviosa. Más que cínica, nerviosa.
La prensa local da cuenta del caso como una nota más en el Tribunal. Un caso de los miles que hay. Aunque por la trascendencia para México se le ha dado cobertura, no tan espectacular, pero sí se consiga en la prensa la presencia de “un ciudadano mexicano que desafecto por miles de dólares las arcas gubernamentales”.
Los diarios más importantes de Guatemala como “Prensa Libre”, “La Hora”, “Publinews” y “Soy 502” dieron parte de sus páginas para contar que en su país fue detenido el hombre “más buscado en México”. “Guatevisión”, un canal de televisión local, mostró en su espacio informativo un especial sobre la captura de Javier Duarte, con todas las declaraciones policiales.
Comunicarse aquí en Guatemala es complicado y difícil. La telefonía celular falla. Si en México las quejas sobre los servicios de telefonía móvil son miles, aquí podríamos decir que de plano no sirve. No hay recursos económicos invertidos. Es más fácil comunicarse por una llamada vía Whats App que por la red celular. La internet para los teléfonos móviles es más potente que la señal de la telefonía.
La capital de Guatemala es pequeña. Calles estrechas, intenso tránsito. Caminar por las calles es tranquilo por el día, ya que por la noche, dicen: “no se garantiza que regreses vivo a casa”, esto a pesar de los esfuerzos para contener este flagelo.
“No se deben usar los taxis blancos porque te pueden secuestrar. Solo pide a los de sitio que son los amarillos o en su defecto usa UBER para ir y viajar más seguro”, dice la recepcionista del Hotel Panamerican que está en el Centro de la capital.
Pero hasta para usar UBER hay complicaciones, ya que el servicio aún no cuenta con la suficiente actualización y se puede tardar hasta 30 minutos en que un auto llegue o en su defecto el sistema se bloquea.
No hace calor. Está templado. La gente es atenta y más cuando identifican a los mexicanos “por su hablar cantadito”. Son serviciales y atentos.
Guatemala es un país de severas carencias. Donde su población se mezcla entre los indígenas. Una reportera de Guatevisión se presenta al aire con un traje típico regional y es lo más “normal” si se puede decir así.
Guatemala es un lugar donde, pudiera decirse, se puede pasar desapercibido. No hay restricciones. Posiblemente eso fue lo que le atrajo a Javier Duarte de Ochoa para establecerse aquí desde noviembre de 2016. Se ubicó en una zona donde los “ricos” tienen sus residencias, es como un mundo aparte.
Dicen que “JaviDu”, como se le apoda en México, tenía a su disposición dos viviendas: una en la aldea Alta Vista de San Juan Sacatepéquez y la otra en Antigua Guatemala, lugares turísticos, aunque no podía disfrutar de ellos porque sabía que le perseguían.
Este miércoles será su primera audiencia en el Tribunal. Será audiencia pública por lo que se cuenta. Se le verá y solo se tiene la expectativa de lo que dirá y sobre sus dichos decidir si se queda o se va a México a enfrentar a lo que alguna vez dijo que enfrentaría: a la justicia.