Sí, todos felices y contentos. Están felices los que lo querían tener encerrado, por conveniencia política y hasta personal; ahora de que regrese lo que se robó, es otra cosa. Dirá el ladrón, en sus noches más negras y pesadas: “lo caído, caído” porque lo estará manejando Karim.
¿Y contentos?, su esposa, sus tres hijos =Emilio (4), Javier (14) y Carolina (10)=; la suegra y cuñada, María Virginia Yazmín Tubilla Letayf y Mónica Ghihan Macias Tubilla, sus otras hermanas y su cuñado que ya deben estar en Londres, Inglaterra o en Dublín, Irlanda, en donde se refugió el innombrable Carlos Salinas de Gortari, después de que saqueó a México cuando fue presidente (1988-1994). Desde ahí administrarán los recursos mal habidos, las numerosas propiedades y los negocios que están por venir.
¿Por qué en Dublín? Ha, sí, porque está al norte de Europa. Lejos, muy lejos, del mundanal ruido, de la prensa, de los chismes y de los columnistas.
Lo que sigue serán anécdotas, morbo, basura de esta farsa grotesca que al parecer ya está terminando, después de 185 días que se tomó, para andar a salto de mata, el exgobernador más corrupto de la historia de México.
Los veracruzanos no les vamos a comprar, a los políticos, este show mediático, que parece inagotable historia de Javier Duarte.
Dijo Machado: “La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés”.
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