“O caminamos todos juntos hacia la paz o nunca la encontraremos.” – Benjamín Franklin.
Las ejecuciones han convertido a la entidad en rehén de los grupos criminales, que bien por venganza, por control de la plaza, han convertido al estado un campo santo.
Tan solo este lunes, el Diario AZ apuntaba que se habrían presentado más de 14 ejecuciones durante el pasado fin de semana, -y con eso de que sus directivos, mantienen un pleito a muerte con la actual administración, nos dimos a la tarea de buscar datos más equilibrados para corroborar el hecho- aún con ello, los resultados no arrojan resultados alentadores.
En efecto, el estado es una zona de guerra, a la que nada, ni nadie puede poner orden, aun cuando todo el esfuerzo del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, junto al Grupo de Coordinación Veracruz, se ha concentrado en ir mitigando los focos rojos que presentaba la entidad, los conflictos continúan, no sin antes dejar una estela de muerte que genera ya una especie de aletargamiento social, que comienza acostumbrarse al olor a sangre.
Quizá las que más lastiman, son las que dejan a su paso, luto en familias al saber que el crimen no perdona, y hasta menores de edad, son victimados por esta absurda guerra a la que el gobierno mexicano no le quiere encontrar solución por presión de los Estados Unidos –principal consumidor de estupefacientes del mundo-.
El más reciente de estos casos, se reporta en la región huasteca, específicamente en Tantoyuca, donde una maestra y un menor aparecieron ejecutados en un paraje.
Según información recabada por el reportero Edgar Ávila, corresponsal de El Universal, ocho personas habrían muerto durante este fin de semana en la entidad, incluyendo a este pequeño y a la docente.
Las cifras recientes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) revelan que en Veracruz entre enero y marzo, ocurrieron 193 homicidios dolosos con armas de fuego –ejecuciones-.
De esta manera, las cifras del SNSP erizan la piel, pues tan solo en lo que va del 2017, se reportan 50 ejecuciones en enero, 58 en febrero y 85 en marzo; que comparativamente rebasan por mucho las alcanzadas en 2016, que en los mismos meses alcanzaron 27, 17 y 19, respectivamente.
Veracruz huele a muerte, las cifras lo confirman, tan solo las ejecuciones presuntamente vinculadas con el crimen organizado en la entidad, crecieron durante el primer trimestre del año un 206.34%, comparado con el mismo periodo de 2016.
En paralelo el tráfico de armas, sigue siendo una constante, sin que nada, ni nadie lo detenga, -tan solo el fin de semana, se reportaron diversos decomisos de armas en diferentes regiones del estado-, hoy por 20 pesos te sorrajan un plomazo, no sin antes haber pasado a traerse a tu familia, solo para sentirse que las pueden todas con una arma en la mano.
Es decir, hasta ahora, con el gobierno del panista Miguel Ángel Yunes Linares, la violencia ha crecido drásticamente, a pesar de la presencia de la Policía Militar y la Gendarmería Nacional, que casi nada han podido realizar ante tan criminal situación.
Lo mismo da que sea en ciudades medias, que en poblados, o en parajes de municipios rurales, el crimen organizado, con sus tentáculos continúa generando ese halo de terror, esa sensación de inseguridad que lastima a la sociedad, mientras los ciudadanos continuarán esperando que solo un milagro cambie la tan preocupante situación que hace sostener que ¡Vivir en Veracruz está cabrón!
Al tiempo.
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