La debacle del Cártel de Sinaloa, el más poderoso a nivel mundial, pasó de una formación bien estructurada desde hace 27 años a una organización que en su interior tiene tres escisiones visibles que luchan por el poder: Aureliano Guzmán El Guano, Los Dámaso y los hijos de Joaquín Guzmán Loera.
Con la detención de Dámaso López Núñez El Licenciado, la estructura y capacidad del cártel se ve más fracturada dando paso al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) para posicionarse como el más importante a nivel nacional e internacional.
Con la recaptura de Joaquín El Chapo Guzmán Loera en enero de 2016 y su posterior extradición a Estados Unidos en enero de 2017, los grupos comenzaron a pelear por el liderazgo de la organización.
Por un lado, Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán Salazar, con el apoyo de Ismael El Mayo Zambada García, fundador del cártel, comenzaron a resistir los embates de su tío y de quien ayudara a fugarse del penal de Puente Grande a El Chapo. Por ser hijos del fundador, se consideraban los herederos del cártel, pero su tío El Guano comenzó a reclamar parte de la organización e incluso hasta la fecha los reportes señalan que busca apoderarse de toda la operación.
Aunque se movían con un perfil bajo, los hijos de Guzmán Loera están plenamente identificados por las autoridades como parte importante de la estructura de la organización. El 15 de agosto de 2016, Iván y Alfredo fueron levantados del restaurante La Leche, en Puerto Vallarta, Jalisco, hecho que se atribuye a Alfredo Beltrán Guzmán, El Mochomito. En su liberación intercedió El Mayo Zambada.
El otro grupo lo encabeza Aureliano Guzmán El Guano, quien siempre operó bajo la sombra del Chapo Guzmán, con acciones principalmente en las localidades de La Tuna, La Palma y El Nogalito, pero con la extradición de Guzmán Loera decidió pelear a sus sobrinos el poder del cártel.
En diciembre de 2015, Aureliano Guzmán iba a ser detenido por las Fuerzas Armadas al ser ubicado en un rancho familiar; sin embargo, logró escapar y ahora es uno de los objetivos principales de las autoridades, puesto que se le considera una persona violenta dentro de la estructura.
Dámaso López Núñez El Licenciado, detenido ayer, y Dámaso López Serrano El Mini Lic, son parte del otro grupo que busca apoderarse de toda la estructura del cártel.
El Licenciado, como subdirector de Seguridad del penal de Puente Grande, operó todo para la fuga en enero de 2001. A partir de ahí, El Chapo le dio poder e incluso se hicieron compadres por El Mini Lic.
A ese grupo se le considera con alto poder en armamento, según los reportes de las autoridades, además del logístico y operativo, incluso, en una carta no autentificada los hijos de Guzmán Loera responsabilizan a Dámaso Serrano de una emboscada cuando iban a una reunión en la que estaría El Mayo Zambada García.
Luego de que fueron mermados en su poder logístico y financiero organizaciones como el Cártel del Golfo, Los Zetas, La Familia Michoacana, el Cártel de Tijuana, el de Juárez, Caballeros Templarios y Los Beltrán Leyva, el Cártel de Sinaloa comenzó a tomar más presencia y a disputar las plazas de Coahuila, Chihuahua, Baja California, Sonora, Jalisco, Nayarit, Colima, además de Sinaloa y Durango que las tiene controladas.
A nivel internacional opera en América, Europa, Asia, África y los países en los que figura son Australia, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Ecuador, Perú, Panamá, Costa Rica y Guatemala.
División interna. Aunque existen tres grupos visibles en el interior del Cártel de Sinaloa, aún falta por saber cómo serán reacomodados los cuatro fugados el pasado mes de marzo del Centro Penitenciario Aguaruto, en Culiacán. A todos se les vincula con Ismael El Mayo Zambada.
Se trata de Juan José Esparragoza Monzón, El Negro, hijo de El Azul, fundador del Cártel de Sinaloa; Rafael Guadalupe Félix Núñez, El Changuito Antrax; Jesús Peña González y Alfonso Limón Sánchez, El Contador.
El Changuito Antrax era el líder hasta antes de la captura de Los Antrax, el brazo armado al servicio de Ismael El Mayo Zambada y su familia; Jesús Peña González, El 20, era el lugarteniente más agresivo que tenía, y Alfonso Limón Sánchez, conocido como El Contador, era uno de los operadores más fuertes para el tráfico de cocaína, heroína y metanfetaminas.