El Papa Francisco en su visita del fin de semana pasado a El Cairo, expresó que su presencia tenía el propósito de proporcionar “Consuelo y Aliento” a los cristianos de ese país; que aún siendo una minoría, quedaron traumatizados por los hechos de sangre del Domingo de Ramos. Los familiares de las cincuenta y tres personas fallecidas y de los doscientos cuatro heridos por el doble atentado perpetrado veinte días antes de la visita del Papa Francisco, recibieron las palabras y el consuelo del pontífice para confortar a los católicos agraviados por la explosión de una bomba en la iglesia de San Jorge ubicada en la ciudad egipcia de Tanta; y también los deudos por el atentado frente a la catedral de San Marcos en Alejandría, con un saldo de otros dieciocho muertos y sesenta y seis heridos.
En sus reuniones con los Ministros de las iglesias afines a la católica y aliadas con el mundo Cristiano, el Papa Francisco exhortó a los católicos de Egipto, que no suman más de ciento setenta mil creyentes aproximadamente, a que se conviertan en “artífices de la concordia”; pero lo más importante tal vez, haya sido el exhorto a los sacerdotes, para evitar la tentación del “faraonismo”, ya que que produce tentaciones que asaltan a personas consagradas, que en lugar de ayudar a los pequeños a crecer y a sus hermanos a regocijarse con sus éxitos, se dejan dominar por la envidia y causan daño a los demás con la murmuración.
La murmuración y la envidia, ha invadido los ambientes clericales; y contra esos males, el Papa Francisco pide a los sacerdotes que se conviertan en “sembradores de esperanza, constructores de puentes y artífices de diálogo y de concordia”. El ambiente social y político que prevalece en México, igual que en otras partes del mundo, se ha contaminado con la murmuración, la envidia, la ambición y la falta de valores éticos, sumados a la la proclividad a cometer delitos, proliferando en la clase política, la idea de “poseer en vez de trascender”; y las riquezas mal habidas de los políticos, sus colaboradores y familiares, mantienen en el más absoluto descrédito a la política y a los políticos mexicanos.
Abría necesidad en nuestro país, de la presencia de un gran líder que como el Papa es para los católicos, ese líder lo fuera para los mexicanos; a fin de que marcara el rumbo del gobierno y la ruta de las instituciones públicas, fortaleciendo a la Democracia y garantizando el estado de Derecho. Esas serían las condiciones sinequanon, para mantener la tranquilidad y la paz con artífices de la concordia y no con políticos invadidos del faraonismo (Presidente, gobernadores y alcaldes) quienes en lugar de trabajar por el pueblo y para el pueblo, se han convertido en sus principales explotadores.
No se observa en el panorama político actual, algún personaje que destaque por su calidad moral; por haber desarrollado habilidades, aptitudes y valores que garanticen un trabajo político exitoso, en beneficio de la colectividad. Por todas partes aparecen políticos incrustados en los cuadros dirigentes de todos los partidos, quienes muestran una falta total de profesionalismo, liderazgo y honestidad. No se ve la presencia de un “santón” que merezca el respeto, la admiración y la influencia, para que el pueblo acuda a la convocatoria, que se espera de quién tenga una propuesta para fortalecer a las Instituciones Democráticas de este país; como en el caso de los católicos del mundo, quienes ven “En el Santo Papa, al Guía Político, con Voz Autorizada y reconocida por su calidad moral, que lo ha convertido en el gurú de la iglesia de Roma.