Entre los cientos de candidatos a las 212 presidencias municipales tenemos de todo. Honestos y deshonestos. Serios y charlatanes, que hacen de la política su modus operandi. Entre estos últimos se encuentra José Tomás Carrillo, candidato a alcalde de Cosamaloapan por el PRI-PVEM, quien le debe su carrera política a su padrino de bautizo, Fidel Herrera Beltrán, y al preso de Guatemala (el niño que morirá de amar… la lana), Javier Duarte de Ochoa.
El negro Tomás ha sido en los últimos años diputado federal, secretario de Desarrollo Agropecuario en el gobierno de Javier Duarte, coordinador de asesores de Duarte, subsecretario general de Gobierno y delegado federal del Instituto Nacional de Migración. El problema de Carrillo Sánchez es que lo que antes era su virtud y ventaja, ahora es su defecto, su “cola que le pisen”.
Su padrino y su protector ya no podrán apoyarlo. Si quiere ganar la alcaldía de Cosamaloapan, tendrá qué hacerlo solo. Veremos si tiene oportunidad. ¿Será que, a diferencia de sus mentores, Tomasito sí tiene las uñas cortas?





